Diez

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Bakugou iba abriendo sus ojos encontrándose a la castaña durmiendo cómoda. Acaricia su mejilla recordando todo lo que había pasado.

- No se que me hiciste, pero no quiero separarme jamás de ti. -susurra.

Se levanta de la cama con cuidado y se viste incómodo ya que su vestimenta estaba pegajosa. Pasa sus dedos por su cabellera tratando de acomodársela.

- ¿Bakugou?

Da la media vuelta y ve a la castaña palpando la cama en buscándolo, se sienta en el borde tocando su mano.

- Estoy aquí.

Uraraka abre un ojo y lo encuentra vestido. Se sienta en la cama con pereza. Bosteza.

- ¿Te estabas yendo? ¿Me ibas a dejar sola? -hace puchero.

Ochako aún estaba somnolienta y no estaba consiente pero aún así era tierno escucharla.

- No, claro que no...

Ella sonríe con los ojos cerrados.

- Te he dicho que no sonrías.

- Lo sé, mi sonrisa te enamora.

- No seas tonta cara redonda. -toca con un dedo su frente.

- ¿Ya no soy cara de ángel?

- Eres muchas cosas.

Uraraka ríe y estira sus brazos liberando otro bostezo más. Se sienta en el borde al lado de él y deja caer su cabeza en su hombro.

- Estoy muy cansada.

- Tienes que entrenar más duro si planeas ser heroina.

- ¿Sigo entrenando contigo entonces? -se separa y lo mira.

- No seas malpensada, yo decía hacer ejercicio.

- Pero uno puede hacerlo mientras tienen relaciones.

Pone toda su mano en la cara de ella y la aparta.

- Atrevida.

- Mira quien lo dice.

Se levanta de la cama cubierta por su sábana con sueño y se dirige al armario buscando ropa.

- ¿No te duele nada?

Da la media vuelta con una remera ancha entre las manos y la coloca sobre una silla tendiéndola.

- No, no me duele nada. Estoy bien.

Nuevamente busca en su armario. Bakugou la observa de pies a cabeza imaginando su silueta debajo de esa sábana. Aparta la mirada. Uraraka se viste, agarra un peine y empieza a cepillar su cabellera alborotada.

- Como nueva.

Bakugou no desprendía su mirada de ella, pensaba en esa castaña que fue suya, pero ahora no sabía que pasaría. Ochako entreabre su boca confundida por su mirada.

- ¿Todo está bien?

- Siéntate. -palpa el colchón.

Ella hace caso. Bakugou suspira.

- ¿Te arrepientes de darme tu virginidad?

- Mmm... -finge pensar alterando al rubio, ríe- No, claro que no.

- Es que no entiendo por qué me la has dado. Me consume un poco. -frunce su ceño frustrado- Si otro hubiera estado en la cocina, ¿hubiera pasado lo mismo?

- No lo creo. -la mira- Esto que siento me dice que no hubiera pasado con otro chico.

- ¿Y qué es lo que sientes?

Cocina || KacchakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora