ENTRENAMIENTO

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Caym se encontraba sentado en el trono intentando buscar a ese trio de perdedores por todo el infierno, lo que más le dolía fue saber que la dama por la quien haría absolutamente todo aquel teatro ya sabía la verdad, Lilith ya sabía que él era un impostor.

-Maldición debí matarlo cuando tuve la oportunidad si no fuere que necesito el poder de su palabra no tendría ningún obstáculo-

En ese momento Frederick von eldrich llegó a interrumpir el momento de calma que poseía en ese pequeño momento.

- ¿Ya los encontraste? -

Frederick se encontraba bajo los efectos del veneno de los labios de la sucubo, deseaba volver a tenerla, volver a besarla, se reprochaba el no haberla marcado como suya el no haberla llenado de su semilla, lo que hubiere pagado por ver la cara de ese infeliz si hubiere un von eldrich en camino.

-Solo te importa que encuentren a mi hija-

Por supuesto Frederick aun no sospechaba del falso rey del infierno.

-No para nada Lucifer es solo que quiero matar al amor de mi sucubo frente a sus ojos para que se doblegue ante mí-

La oración de aquel demonio no le gustó nada a Caym obviamente porque ahora esa ramera sabría el poder real que poseía y se preocupada porque se le vendría todo encima, no por Lilith o Alastor solo cumplían con su deber como conjugues de los que sí serían de temer que eran exactamente Lucifer y Charlotte, el primero por ser un soberano además de ser un antiguo ángel caído, mientras la segunda es su heredera, en parte demonio y en parte ángel, hija de la primera mujer y de un ángel caído.

-Lo que sea que quieras hacer con ella me incumbe un rábano, ¿comprendes acaso que algún momento se caerá mi farsa y que ella se dará cuenta del poder que posee?, estaré en un grave problema si lo hace. -

Habrían pasado ya tres días desde el altercado, por su puesto Alastor estaba recuperado, pero no en su totalidad aun necesitaba ingerir la carne de ciervo, el cual era una de las condiciones en la obtención de su propio poder, el mismo había llamado a aquella demonio gatuno de rayas púrpura y pelaje café.

-Ráchele o mejor dicho Purplenoire, veo que no has llegado sola ¿puedo saber quién es ella? -

Señalo a la alta mujer de cabellos blancos con mechones turquesa, la misma poseía la mitad de su cabello corto y la otra lo mantenía largo.

-Ella es Blue Rain, es una de los ángeles exterminadores, también es mi autentica rival, por ahora estamos en una "tregua" almenos hasta que el problema con los lucis se acabe. -

El mismo arqueo una de sus cejas.

-Lo hago solo porque es un problema que también perjudica mi trabajo-

El mismo suspiro realmente no quería indagar mucho en el problema de esa dos.

-Bien vamos, deberán entrenar a Charlotte la hija de Lucifer-

Purple rio mostrando sus finos colmillos.

-A tu mujer querrás decir, o ¿acaso olvidas porque estoy aquí? Recuerda que yo y blue solo estamos aquí porque la autora se quedó sin idea de quien podría entrenarla al final quedaran ustedes dos solos como de costumbre. -

En ese momento se produce un silencio incómodo.

-Claro, bien ya saben si noto que las cosas se salen de control no dudaré en detenerlas como me sea posible. –

Pronto ambas se encontraban en una improvisada sala de entrenamiento, Lucifer se encontraba esperando.

-Vaya ya era hora Alastor, ellas son quienes me mencionabas-

El mismo asintió con suavidad.

-Bien primero la gata, Charlotte quiero que estudies la manera en que ella pelea-

La misma agacho las orejas cuando le dijeron gata.

-Lamento decirle que soy una quimera, es decir una combinación de varios genes, si todos de la familia gatuna pero como pueden ver mis rayas no son las de un gato común. -

Todos quedaron con cara de póker.

-Bien como sea inicia y no te contengas. -

Mencionaba el rubio con sus manos en la espalda, Charlotte por su parte no sabía qué hacer, pero bueno estaba allí para aprender a defenderse.

-Bien comiencen-

Dijo Lilith, purple rápidamente desapareció de la vista de los presentes, en cuestión de segundos apareció frente a Charlotte propinándole una potente patada en la cara, haciéndola caer con fuerza al suelo.

-Vaya es buena-

Dijo Lucifer, la dama con facciones felinas se puso de pie.

-Vamos princesita eso no es todo lo que tengo-

Pronto Lucifer pidió a su hija se retirará.

-Te mostrare como utilizar tus poderes en una pelea real, ven con todo –

Pronto la dama felina se dirigió a enfrentar a Lucifer con toda su velocidad, la misma esquivo unas cuantas serpientes, pero no contaba con el as bajo la manga de Lucifer, este extendió sus alas haciéndola volar por los aires, pero al tener genes felinos, la misma logro acomodarse en el aire para caer de pie.

-Lo primero que vas a aprender Charlotte será a usar tus alas, como has logrado ver, sirven para defenderte si el enemigo es muy rápido y no has conseguido seguirle el paso, yo si lo hice, pero necesito que comprendas que tienes unas alas y que tendrás que aprender a utilizarlas y acostumbrarte a ellas por lo menos en batalla. -

La joven veía maravillada el hermoso color blanco de las alas de su padre, Alastor simplemente refunfuño por lo bajo, odiaba que Charlotte no le prestara atención, pero era de esperarse ella a pesar de todo amaba a sus padres.

-Ven acá un momento-

La joven sintió como su padre hacía presión en algunos de los discos de su columna, pronto sintió algo desplegarse sobre su espalda, los tres quedaron boquiabiertos con los seis pares de alas de la joven rubia.

Cuatro de sus alas eran negras con plumas como las de su padre, pero las inferiores tenían la forma de las alas de una sucubo, Alastor se había desmayado de la impresión ante tal revelación, la misma pidió a su padre que apareciera un espejo, cosa que asi logró, frente a ella pudo observar las alas que poseía viéndose como lo que era un hibrido entre un ángel y una sucubo.

-Bien querida tendremos todo el resto de la lección para que puedas utilizar esas hermosa alas herencia mía y por lo que veo de tu madre. -

Pasaron la mayoría de la tarde mostrándole a su hija como utilizar sus hermosas alas y a cómo utilizarlas como herramienta y escudo durante una batalla, la misma había resultado bastante herida y cansada, pronto termino el entrenamiento por lo que decidió retirarse a la habitación que estaba ocupando con su futuro esposo.

-Al-La reina llamo suavemente a Alastor, el mismo la siguió con intriga, la misma revelo la cajita que estaba guardando.

-Esto lo encontré en la celda de Lucifer luego de que escapáramos. -

Los ojos de Alastor se iluminaron, por fin su futura esposa llevaría el símbolo que representaría su compromiso, abrió la cajita, observando aquel hermoso anillo de plata el mismo estaba forjado en forma de flor con incrustación de diamantes pequeños en los bordes de los pétalos y en el centro un hermoso rubí como los ojos de su amada princesa.

-Es hermoso, veo que lo compraste recordando lo brillante de su mirada-

Alastor asintió, él no era muy dado a ser romántico ni le agradaba serlo, pero Charlotte merecía cualquier esfuerzo.

 -En efecto, quiero que combine a la perfección con su piel y sus ojos, además de sus hermosos labios, sus uñas y sus pestañas-

Lilith agradecía para sus adentros aquel tipo estaba profundamente enamorado de su hija tanto al punto de idolatrarla muy inconscientemente.

-Le quedara hermosa, ve a dárselo-

EL DILEMA DE LA SUCUBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora