1. El comienzo.

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Hola a todos los que me estáis leyendo, mi nombre es Freya y tengo veinte años
¿Todos nos empezamos a presentar así no? 
Voy a narrar mi historia, la historia que cambió mi vida por completo, yo pensaba que solo iba a ser una estudiante más de bachillerato, que iba a ser una vida de estudiante normal, pero eso se salió de contexto en cuanto decidí matricularme en un centro educativo privado.

Mi sueño es ser enfermera, o doctora, quiero estudiar sanidad eso si esta claro.

Comencé a trabajar en mi adolescencia para ayudar a mi padre, él y yo estábamos solos frente al mundo; Mi madre murió cuando yo era una niña de cinco años, y papá fue tanto como madre y padre para mi, siempre trabajaba duro por mi. No tengo muchos recuerdos de mamá, pero a su par herede poco de ella en mi físico, ya que ella era Coreana y papá es Noruego. Así es, soy biracial, pero apenas se nota en mi aspecto; Pero papá siempre calmaba ese dolor en mi, diciendo que en la forma de ser y actuar éramos igualitas, menos cuando me molesto claro, en cuanto me molesto sale mi vena nórdica. Imaginaros a alguien que su físico parece ser vikinga, pero en su forma de ser es asiática, si es muy extraño lo sé.

A los dieciséis años comencé a trabajar en trabajos simples, como de camarera o en tiendas, limpiando casas... papá y yo estábamos bien económicamente sin ningún aprieto, solo claro esta mis aprietos eran a la hora de seguir estudiando y trabajando a la vez, pero aun así papá me ayudaba, me aplicaba lo máximo  y más dando mi ciento diez por ciento, pero en cuanto cumplí los dieciocho y iba a comenzar el bachiller... le diagnosticaron cáncer a papá, en un abrir y cerrar ojos me encontré sola, desolada. 

Nuestra casa solo me recordaba a él y la falta que me hacía. Deje pasar los años sin estudiar, mi mente no estaba clara como para hacerlo solo me encontraba trabajando para no tocar los ahorros, y aun así se me hacía duro,  esas pocas fuerzas que quedaban en mi, las use para seguir viviendo entonces llegó el día, la compañía de limpieza para la que trabajaba me cambió de lugar, de estar limpiando una oficina, me llevaron a un conservatorio de baile, ya que era mas cercano para mi hogar y ellos sabían de mi dolor, llevaba dos años trabajando para esa empresa, entonces vi a tantas muchachas con sus mallots, bailando todo tipo de danzas, recordé mis años en ballet y recordé lo que amaba el baile, lo que lo echaba de menos, cuando lo deje por mis estudios siempre sentí ese vacío pero acabe olvidando la causa de ese vacío. 

Aquella tarde lluviosa de primavera, me atreví a hablar con algunas chicas, eran muy amables conmigo, de las pocas asiáticas que les parecía bonita y les enseñe algunos de los pasos que recordaba del ballet, claramente lo hice cuando había terminado mi trabajo y sus instructores me pillaron con las manos en la masa, pensé que ahí se acababa mi trabajo, que me echarían pero fue todo lo contrario, los profesores vieron en mi ese amor a la danza, y me permitieron bailar, ya que mi trabajo era por la mañana, solía quedarme a comer con las chicas y por la tardes me quedaba ahí, mi soledad desaparecía, no saben aun lo agradecida que estoy con ellos, me lanzaron ese salvavidas que necesitaba en medio del oleaje, el baile me saco de esa pena tan grande de haber perdido a mi héroe, a mi padre, a mi referente... 

Hoy aquí estoy, frente a la fachada de la mejor institución de educación, perdí dos años de mi vida sumergida en el dolor, y hoy a mis veinte años con todo lo que ahorré y lo que papá me dejo, no paso malos ratos económicamente, le prometí a él y a mi misma, que yo quería curar personas, no quería volver a sentirme impotente nunca más.

Agarré mi cabello rebelde y largo en una gran cola de caballo, planche mi falda escolar, aun se me hacía raro llevar uniforme a mi edad, pero el centro así lo mandaba, tome aire y camine hacía dentro... era tan grande; La academia Corean global tenía de todo y no exagero con TODO, de piscina, a equitación, pistas de tenis... cualquier extraescolar era posible, además de las carreras, incluso dude de seguir en medicina cuando leí que tenían formaciones de baile, pero mi fervor por querer salvar vidas era más fuerte, además no quería abandonar aquel conservatorio que de tanto bien me hacia y había echo.

¿Cʜɪᴄᴏs ᴀɴᴛᴇs ᴏ̨ᴜᴇ ғʟᴏʀᴇs? ᴄᴏɴ ᴇsᴘɪɴᴀs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora