Capítulo uno

742 50 46
                                    

Porque sé que no recibiré terapia después de ver Tokyo Revengers, yo me convertiré en mi propia terapia al escribir esto.

Las lágrimas empapaban su rostro, y su nariz se encontraba roja por haberla tallado con su manga antes

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las lágrimas empapaban su rostro, y su nariz se encontraba roja por haberla tallado con su manga antes. Chifuyu estaba sufriendo... sufriendo por el final tan mediocre que tuvo aquel manga que terminó de leer minutos atrás.

Se lamentaba en demasía, es decir, ¡todos saben que las parejas que no congenian siempre terminan mal!
Pero él siempre quería creer que ese era distinto, y por eso decidió comprar aquel manga que había visto se hizo popular hace poco.

—Te lo dije muchas veces, pero quisiste ignorarme y hacer lo que quisiste —dijo señalando a la portada, donde el rostro de la protagonista estaba plasmado.

Se levantó del suelo, donde se encontraba leyendo y se sacudió la ropa, necesitaba hidratarse después de haber llorado tanto.

La casa era silenciosa, siendo él el único dentro. No tenía que preocuparse por nada en esos momentos; si dejaba los platos sucios, si no estaba bien vestido, si dejaba sus mangas regados por dondequiera.

Era él y Peke J, quien dormía plácidamente sobre la cama de Chifuyu.

—¡Chi-fu-yu! ¡Ábrenos!

Y ahí terminaba el momento de paz.
Era momento de la acción, pues nada bueno salía de escuchar la voz de Mitsuya detrás de su puerta mientras él llevaba puestos unos shorts de playa con medias de estrellas por debajo y nada en la parte superior.
Corrió hasta su habitación y se vistió bien, no sin antes haber gritado un "ya voy".

Una vez listo, abrió la puerta para recibir a las inesperadas visitas.

—¿Qué hace aquí? ¡Ah, Takemichi! —sonrió después de ver a su compañero.

—Venía a visitarte... y me los encontré en el camino —respondió Takemichi apuntando hacia atrás con su pulgar. Ahí se encontraban Mitsuya, Draken y Mikey, estos dos últimos discutiendo por algo que parecía banal.

Les dejó pasar mientras secaba un poco el sudor en su frente, pues en verdad tuvo que apurarse para vestirse decentemente.
Los demás tomaron asiento en la sala; a pesar de que no era común tenerlos ahí reunidos, la incomodidad no era presente.
No cuando Mikey y Draken se burlaban nuevamente de aquel suceso vergonzoso de Takemichi y la popó sobre su cabello.

—Aún puedo oler tu cabello apestoso —se burló Draken, quien se tapaba la nariz para añadir más dramatismo.

—¡No te acerques Kenchin, te llenará del olor apestoso!

Un mundo no tan rosa | BajiFuyu |Where stories live. Discover now