Capítulo 2: "Monstruo"

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—¿Cuándo llegará el día en que podamos tener una cita en público? —preguntó Timothy despegando ligeramente sus oscuros ojos de la computadora frente a ellos, para poder observar el perfil de Demian, un chico no muy alto, pero tampoco muy bajo, con cabellos teñidos de color rubio que se acoplaban bien a su pálida piel e iris negro. Permanecía comiendo la comida china que habían ordenado sin mostrar algún tipo de molestia ante sus palabras, ni siquiera tenía una expresión que no fuera la misma de siempre, una centrada y seria.

—Cuando termine mi carrera, tú la tuya y consigamos empleos estables. Sabes que las parejas del mismo sexo siempre son discriminadas, y no pienso poner mi futuro en riesgo por una mala decisión —respondió con objetividad en sus palabras, porque era cierto, no podía darse el lujo de que algún jefe o un superior homofóbico arruinaran su trabajo. Debía demostrar el excelente compositor y editor que es, para que después no pudieran echarlo tan fácilmente.

Ambos yacían sentados en la cama de Demian, viendo una película como la mayoría de los martes por la noche, mientras comían fideos chinos con algo de carne y ají, dándose el pequeño lujo de no tener que cocinar y lavar los platos, aunque sea solo un día a la semana, disfrutando de su mutua compañía y de la tranquilidad, inmersos en su propio mundo.

—Sí, supongo que tienes razón —susurró mientras dejaba a un lado su comida para apartar los cabellos negros que caían sobre su frente y que no le dejaban ver bien la pantalla.

—Esto es serio, Timothy —musitó Demian, el mayor de ambos, intentando calmar los temblores corporales que estaba teniendo debido al pánico— La policía está involucrada, maldita sea. ¿Podrías calmarte un poco? ¡Pudiste mantener la calma durante toda la madrugada y no puedes mantenerla ahora! —exclamó con miedo, por más fuerte que se hubiera visto en la comisaría, la verdad era que estaba que se desmayaba con tan solo imaginarse protagonizando un juicio por complicidad. Le sorprendió lo bien que pudo actuar y mantener su control, cuando la realidad era que casi vomitó por los nervios, antes de haber sido llevado a la sala de interrogatorios— ¿Qué pasa? ¿Sabes qué hacer con un cadáver, pero no sabes cómo reaccionar después? —Rió nervioso, pasando la mano por sus cabellos rubios, desordenándolos mientras respiraba un tanto entrecortado por el temor que parecía querer consumirlo— No entiendo por qué estás entrando en pánico, ¿acaso no puedes con la realidad, señor "yo sé qué hacer"?

—¡Pues lamento no poder estar tranquilo mientras que la policía sospecha de mí, Demian! Porque hasta donde me dejas entender, todos están preguntando dónde estuve yo, ¡y nadie pregunta por ti! —gritó intentando ponerse de pie, pero todo le daba vueltas a causa del shock en el que seguía estando. Ni siquiera sabía si le buscarían o si Oliver le estaría ayudando como dijo que haría— Además, no soy el único culpable. No sé por qué me gritas a mí, ¡soy una víctima! Y tú no eres del todo inocente —aseguró, levantándose enojado, sin embargo, el suelo bajo sus pies se movió para él obligándolo a recargarse en la pared para no caer, todo a causa del terrible pánico que lo comía vivo.

—¡Literalmente le golpeaste en la cabeza con su propio palo de golf! —Sacó en cara de una vez por todas, alterado, sin querer guardar la calma. Que ambos estuvieran solos en ese momento no era de mucha ayuda, ninguno podía contener el terror que sentían y si seguían levantando la voz de seguro les terminarían oyendo los vecinos— Tú, tú lo golpeaste más de una vez —agregó tartamudeando, sin atreverse a mirar a su pareja. Se desordenaba sus rubios cabellos intentando pensar con claridad, pero no era más que un manojo de nervios sudoroso que no podía dejar de pensar en el cuerpo del señor Crower cayéndole encima.

Timothy le miró con unos ojos llenos de miedo, rojizos e hinchados de tanto llanto, con un aspecto demacrado y enfermizamente pálido. Sus mejillas no estaban ruborizadas como siempre solían estar y sus labios yacían abiertos de manera sutil, temblorosos intentando articular una oración. Movía sus manos intentando explicarse, pero las palabras simplemente quedaban atoradas en su garganta haciendo que no salieran más que balbuceos que ni él mismo comprendía.

—¡Tú lo empujaste por las escaleras! —Intentó defenderse de alguna forma Timothy, aunque estaba realmente destrozado, no podía insultar a la persona que lo traía enamorado, por más que quisiera.

El de negros cabellos se dejó caer en el incómodo sofá y se cubrió el rostro con las manos, respirando ruidosamente, intentando calmarse para dejar de llorar de una vez por todas. Necesitaba pensar con claridad, normalizar su tono de voz y llamar a Oliver como si nada hubiese pasado, siguiendo al pie de la letra lo que él le ordenó el día anterior tras todo lo acontecido.

—Maldita sea, esto no puede estar pasando. Se supone que tan solo hablaría con el señor Crower para darle las gracias por haberme recomendado a un productor —dijo sintiendo cómo las lágrimas se aproximaban— ¿Cómo pasó todo esto en menos de un día?

Ambos se encontraban temblando del pánico que inundaba sus venas, como si fuesen unos niños pequeños temiéndole a lo que sea que se ocultaba bajo sus camas. Aunque esto era mucho peor que un simple monstruo porque... porque los monstruos eran ellos, ¿no?

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