Capítulo 5: "Lucidez"

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Las luces estaban apagadas. Demian entró y cerró la puerta tras hacerlo. Sus pasos eran silenciosos y no se escuchaban a causa de la alfombra que cubría casi por totalidad del suelo. Él no tenía idea de por qué, pero no quería ser escuchado en ese momento, tenía cierta inquietud de que tal vez podría haber un ladrón o algo peor, aunque prefería confirmar sus paranoicas sospechas. Intentaba calmarse y pensar que tan solo era una exageración por parte de su cabeza que, en realidad, el señor Crower solo había cerrado mal la puerta principal.

Su corazón latía rápido y fuerte. Tanto que hasta temía que alguien lo fuese a escuchar. Entró a la cocina y sacó un cuchillo de un cajón, todo seguía en el mismo lugar, como lo recordaba. Respiró hondo y salió igual de silencioso, hasta que unos gritos le hicieron soltar el arma blanca de la impresión que le azotó bruscamente.

—¡Ayuda, ayuda! ¡Déjeme, maldita sea! —Escuchó una familiar voz provenir del segundo piso. Rápidamente subió las escaleras, olvidándose por completo de lo que había sacado de la cocina— ¡Ya basta!

—¡Dame eso! —Esa era la voz del señor Crower, estaba seguro. Pero ¿de dónde venía? Vio superficialmente el pasillo del segundo piso y todas las puertas estaban cerradas— ¡Solo devuélvelo y olvidemos que todo esto pasó!

—¡Se va a pudrir en la cárcel y yo me encargaré de eso! ¿Cómo pudo hacerlo? ¡Usted es un monstruo! ¡Ayúdenme! —Era Timothy, estando más cerca de la discusión, podía escuchar claramente que era él. Sin embargo, ¿qué hacía su pareja discutiendo a estas horas con el señor Crower? ¿Estaban relacionados? ¿Cómo siquiera se conocían si Timothy no tiene sus clases, ni siquiera estaba en la misma área? Y lo más importante, ¿por qué odiaba a su profesor?

—¿Señor Miller? —preguntó una mujer que vestía con pantalones grises, camisa blanca, corbata negra y una chaqueta gris de algodón. Era la detective, la misma que lo había interrogado esta mañana.

—Señorita Brown, por lo que Eliot me comentó por teléfono, tendremos una charla incómodamente seria en la sala de interrogatorios, ¿verdad? —Comenzó diciendo Oliver, apenas se topó con ella tras bajar de su auto— Por favor, ahorrémonos todo ese proceso y pregúnteme qué quiere saber. Voy a preparar la cena y ya se está haciendo tarde, aunque si gusta, puede quedarse a cenar con nosotros mientras me hace preguntas sobre un asesinato en el cual no estoy involucrado —Sonreía con tranquilidad, transmitía cierta calma que llegaba a descolocar a la investigadora, pero tanta paz hacía evidente que ese hombre era un mentiroso de primera.

—Necesito que me acompañe a la comisaría para que pueda hacerle unas preguntas —Se mantenía seria ante la propuesta que le estaba brindando, aunque mantenía la posibilidad de aceptar en su cabeza, para poder hacer un estudio corporal más profundo de ambos.

—Ay, señorita. Realmente lo veo innecesario, no soy un criminal, ¿no puede interrogarme y grabarme mientras cocino la cena? —preguntó con un suspiro de cansancio, sacando las llaves de la casa— Mire, ni siquiera quiso esperar adentro, ¿qué hace aquí afuera cuando puede estar sentada interrogándome?

Ella se quedó en silencio un par de segundos y finalmente cedió ante las peticiones del atractivo joven: cabello castaño, ojos azules, nariz perfilada al igual que su quijada, labios acordes a la perfección con el resto de su rostro, el muchacho podía considerarse el estereotipo de hombre perfecto.

—¿A dónde se marchó alrededor de las 1:40 am.? Fue hoy en la madrugada, así que debería recordar —dijo la mujer una vez ya sentada en una de las sillas de la cocina, viendo cómo el interrogado cortaba unas cuantas zanahorias sobre la tabla. Bebió un trago de agua que le había servido el menor de ambos y él dio un largo sorbo de su vaso para poder ahogar los nervios en el líquido. Sin embargo, la respuesta de Oliver le hizo atragantarse.

—Me fui a un motel con mi pareja —Miró de reojo al chico que tosía totalmente avergonzado y sonrió con diversión— Creo que el recibo lo sigo teniendo en la billetera, podría buscarlo si lo desea —Cuando terminó con las zanahorias, picó un ajo y luego una cebolla. Principalmente para darle sabor a la carne.

—Sí, podría entregármelo cuando termine lo que está haciendo —dijo la mujer intentando ocultar su sorpresa, la tomó desprevenida la respuesta del mayor, por ello estaba tan tranquilo, tenía una coartada que podía ser verificable.

Oliver sabía que tenía la excusa perfecta, sabe bien que escogió un motel con cámaras de seguridad falsas y baratas, sabe bien que antes de ir a ayudar a Timothy fueron a ese lugar para arrendar una habitación y así poder tener una boleta que pudiera comprobar la hora que estaba diciendo. Sabía bien que el hombre no los vio salir hasta la mañana siguiente porque se escaparon por la ventana de la habitación que arrendaron. Todo era perfecto, tenía un plan perfecto, no podía temer.

—Tienen una casa muy linda —dijo la mujer viendo las cortinas de ceda, el piso impecable, los muebles limpios y los pocos cuadros decorativos que habían colgados en las paredes de color crema— ¿A qué se dedican? No debe ser fácil mantener un hogar tan sofisticado y pulcro.

—Oliver es médico, yo soy compositor —respondió Eliot apuntando sutilmente los diplomas colgados en un pasillo, haciendo que la mujer se voltease a mirarlos. Él sabía bien que cada vez que decía a lo que se dedicaban, automáticamente la gente pensaba que él era prácticamente mantenido por su pareja, pero la verdad era que no le iba nada mal en su trabajo. Podía sacar buenas, más que buenas, ¡excelentes! Melodías de su cabeza, era alguien realmente estimado en la compañía de la que era parte, y a pesar de tener una gran carga de trabajo, estaba feliz de poder decir que es una persona exitosa y con un buen salario.

—Por lo que puedo notar, ambos están graduados —dijo viendo los diplomas y certificados en la pared. Profundizando, Oliver era más listo de lo que aparentaba, era un hombre que se gradúo antes de lo usual y tenía certificados como traumatólogo y cirujano. Lucía bastante sencillo a simple vista, pero algo le estaba diciendo a gritos que él sabía mucho más de lo que podía imaginar con relación al caso del señor Crower— Señor Hawk —Le llamó, obteniendo la atención del compositor, viéndolo fijamente a los ojos— ¿Tiene alguna relación cercana con Timothy Howland, Demian Owl o Yu Chén? —preguntó sin desviar su vista ni un segundo, apenas y parpadeaba, quería ver el momento exacto en el cual le mintiese, él no era tan buen mentiroso como su novio, o eso quería especular la investigadora.

—No muy cercana, hubo un tiempo en el cual ayudaba a Demian con sus estudios ya que está en la misma carrera que estudié y encima en la misma universidad. Pero, respecto a los otros dos, la verdad es que son mucho más cercanos a Oliver.

—Puedo notar que se graduó hace tres años —agregó la mujer señalando el diploma que respaldaba lo que decía— ¿También le hizo clases el señor Crower? Supongo que sí, ya que, si estudiaban la misma carrera, en la misma universidad y si aquel profesor enseñaba allí desde hace más de una década según los registros —Le miró de reojo y logró apreciar el momento exacto en el cual Eliot tragaba saliva con cierto nerviosismo que intentaba ocultar— Tengo entendido que, para entrar al evento de la universidad, había que tener una invitación. Al señor Oliver lo invitó Timothy Howland a diferencia de usted —La detective hizo una pequeña pausa en su oración para colocar más tensión en el ambiente, punto clave que necesitaba para que el compositor se pusiera más nervioso—, usted debería tener una invitación dorada en vez de una plateada porque usted era un invitado especial debido a que lo invitó un profesor en vez de un estudiante, a usted lo invitó el señor Crower, ¿o me equivoco? —Mantenía su perfil serio ante lo que intentaba insinuar, todo este momento, acusar a Oliver Miller, todo había sido un señuelo para no darle la oportunidad de estar preparado al joven sentado frente a ella— Ahora dígame, señor Eliot. Al ser usted el único exalumno que el profesor invitó ¿qué tipo de relación tenía con el señor Crower?

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