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Su cabello rojo se mezclaba con el mio, impío, largo, obsceno, se deleitaba con cada beso a fondo, profundamente se llenaba completa, hasta que al final gemía entre cada espasmo. Yo sostenía su vaso de vino que bebía pensando en las veces que huía de mi, hasta que al final pude por fin estar junto a ella.

Al día siguiente me levante, se escuchaba cantando una canción que conocía del comienzo hasta el final, tal vez se aferraba al hecho de que eso era exactamente lo que sentía, no lo dudaba, esa canción era su himno personal.
Regresó con una taza de café, me lo dio y me dijo: vete sabiendo que estas aquí porque te debo que hayas salvado mi pellejo.
Luego de escuchar eso sentí que no valía la pena expresar mis sentimientos hacia ella, una criatura de ese calibre jamas tendría un lugar en mi.
Partí con la esperanza de verla mañana o tal vez mas nunca, sabia que al atardecer si me lo proponía estaría una vez más sobreviviendo al ocaso.

Por que una mujer le llamarían bruja solo porque se viste de negro?
Esa era mi maldición? Mi pecado? Así es como el amor me convirtió, me moldeo, una vez mas mis crímenes yacían expuestos, un show totalmente absurdo, me entregué una vez más, "sweet surrender" yo se que es que lo que siempre ha sentido.
Siempre estaré en las paginas rojas sabiendo que al final de cada golpiza de cada sufrimiento el cuchillo siempre estará insertado en el cráneo de la separación, en el cortejo fúnebre ambulante, dolor en la parte mas aguda del pecho, en el cementerio de las oportunidades pérdidas.
Esa era el coro "to hope against hope" era lo mas simple, andaba por las calles una vez mas sonando esa canción en mi cabeza.

En números rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora