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Por cada centímetro que avanzaba, las calles se ramificaban mas y mas en su visión interior, había pasado por un sinfín de obstáculos que sobresalían sin ninguna razón y al final el semáforo lo detuvo justo ahí, en el rojo profundo, soy un demonio que camina solo, muestrame los lugares antes de oscurecer, enseñame los lugares donde se esconden tus cicatrices.

Luego de profundizar en el hecho y de darse cuenta que no estaba solo, allí estaba, llamese angel, demonio un algoritmo hecha por una máquina, la llama de sus ojos resplandecían eternos, me acerque y le dije: ya esta hecho, te he liberado, ya no será un problema para ti.

Es una bendición pecar, es en esos momentos de la vida donde alguien tiene que doblar los rieles de la vida y descarrilar el destino.

En números rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora