Bajada al Sótano

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22 de abril,Sevilla, 2030.

La ciudad dorada se despierta tras una brillante Semana Santa en la que todos los tronos han podido salir a la calle sin muchos inconvenientes. Aún hay rastros de pétalos de rosa y claveles, y el olor del incienso perdurará hasta que acabe el mes, como mínimo. Es Lunes de Pascua, así que aún no han retomado las clases y podéis apurar un día más de vacaciones. O eso es lo que esperábais.

Los cuatro pertenecéis al consejo de Delegados del Colegio Privado de San Francisco de Paula, y por tanto la actual directora, Estefanía Rubio, os llamó para que asistieseis hoy al colegio en pos de ayudar con el desmantelamiento de las decoraciones de Semana Santa del Colegio.

Así que a las 10 de la mañana, puntuales como un reloj, teníais que estar en la puerta del edificio.

Así que a las 10 de la mañana, puntuales como un reloj, teníais que estar en la puerta del edificio

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Trini llega, intentando ser la más puntual, o al menos, mas puntual que Rebeca De la Vega Hidalgo. Llega a las 9 y media de la mañana. Preparada para esperar, fingiendo estudiar para quedar bien. Pero realmente esta leyendo su revista favorita, Super Santos, para los cristianos modernos que están en la onda.

Lorenzo, por el otro lado, estuvo hasta tarde esa misma noche jugando a varios de los juegos que tiene en el teléfono, así que cuando le llamó el despertador le pilló con la guardia baja. Llega caminando rápidamente, con la ropa más o menos sin arrugas y usando la cámara de espejo para terminar de limpiarse los restos de tostada que venía comiéndose por el camino y de peinarse en condiciones. Es decir, llega tan presentable como siempre.

Trini pone los ojos en blanco en cuanto llega Lorenzo.

T—Antes no eras así... llegando justo a en punto, sin ningún estilo... —murmura muy flojito cuando pasa cerca, para que se entere. Y que se note el tono de desaprobación.

En cuanto le parece escuchar que Trini le dice algo Lorenzo le mira, pero como parece que no es así tan sólo le sonríe, le da un simple "¡Hola!" y sigue terminando de acomodarse el flequillo.

Beka había planeado llegar a las 9, por si acaso. Y desde las 8 y medía había estado preparada en casa, con una mochila con todo tipo de cosas que podrían necesitar. Esperó, y esperó, porque su padre le había prometido llevarla en el BMV nuevo. Al final, como siempre, no pudo ser, y tuvo que conformarse con su chófer sustituto, que ni siquiera sabía bien donde estaba el colegio. Al final llegó tardísimo, sobre las 10 menos 10, y con el ceño fruncido. Por supuesto, Maria de la Trinidad ya estaba allí, y eso hizo que se molestara más aun. Hizo un esfuerzo para ignorarla muy fuerte y esperó.

Trini lanza una sonrisa victoriosa a Rebeca cuando la ve aparecer.

T—Buenos días, Rebequita —dice, para hacerla rabiar pero aún así tener clase. 

Lo único bueno de llegar casi tarde es que no tenía que aguantar mucho a la subpetarda de la clase A. Intentó que su delegado le hiciera caso ("Lorenzo, ¿no has mirado los e-mails que te he mandado? He tenido muchísimas ideas para propones en las reuniones siguientes, mira, te resumo rápido..."), pero sabía que cuando se metía en el móvil era un caso perdido. Iba a tener que mandarle más artículos sobre la adicción a las nuevas tecnologías...

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2021 ⏰

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