¡Espera, no te vayas!

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Quedándose bastante desconcertada al encontrarse a dos metros de distancia de quien menos se esperaba, el chico misterioso y peculiar que acababa de llegar a su clase y que, por una extraña razón, llamaba completamente su atención. Al instante, lo escuchó repetir lo que anteriormente había dicho:

- Hola... -saludó el adolescente tímidamente, quedándose aún más cortado al ver que no recibía respuesta por parte de su acompañante, por lo que añadió en seguida- no quería molestarte, solo venía a presentarme, -aclaró, algo serio- que por cómo me has defendido dentro, creo que es lo mínimo que debería hacer, -pero continuó sin oír ni una sola palabra de la chica, así que decidió dejarlo estar- bueno, ya veo que no es el mejor momento y que no quieres hablar, así que me marcho, -se dispuso a darse la vuelta, cuando finalmente escuchó la voz que deseaba oír.

- ¡Espera, no te vayas! – Gritó apresuradamente, viendo como el muchacho inmediatamente se giraba para poder mirarla a los ojos- ¡Ejem!
Se aclaró la garganta, nerviosa- Perdona por no haberte contestado antes, soy Laura, ¿y tú eres? –Preguntó, bastante intrigada.

- Yo soy Hugo, encantado, -dijo sonriendo y comentando, a continuación, de broma- si nos hubiéramos conocido en otro momento de la vida te hubiera dado la mano o dos besos con mucho gusto, pero dadas las circunstancias...

- Laura no pudo evitar reírse y contestar irónicamente- Sí, la verdad es que algo bueno tiene que tener todo esto.

- ¡Uy! Eso me ha dolido –masculló entre risas, sin dejar de observarla entusiasmado.

*****

Con el paso del tiempo, Laura y Hugo comenzaron a conocerse y a entablar una bonita amistad. Se llevaban muy bien, tenían personalidades muy similares, pasaban casi todo el rato juntos y cada día se sentían más unidos.

Llegó Navidad, una fecha en la que todo el mundo se encontraba disperso pensando en las vacaciones y las celebraciones, y en el caso de algunos estudiantes, en las grandes fiestas que iban a organizar junto a sus compañeros, a pesar de estar completamente prohibidas. Y en la clase no había otro tema de conversación:

- Tú vienes a mi fiesta, ¿verdad, preciosa? –le preguntó Luis a Sonia, con la que tenía una especie de lío o relación.  
                                                                                        
- No lo sé todavía, –dijo dubitativa- ¿Cuántos van? –Suponiendo que no iban a ser precisamente pocos y que estaría la mayoría de la gente sin mascarillas, bebiendo, fumando y bailando pegados- Es que ya sabes que a mi madre no le hace gracia que salga mucho, y menos en estos momentos, con lo del Covid y tal, que como soy diabética y mi abuela está viviendo en nuestra casa, es más arriesgado aún.
Se excusó, imaginándose lo peor.

- ¡Venga ya! No seas sosa –respondió él, intentando convencerla- Si los únicos que no van a ir son Laura y Hugo, los dos pardillos del instituto. –Al acabar de comentar esto, vio como la joven seguía sin estar segura, por lo que se acercó a ella y le dijo dulcemente- Si lo vamos a pasar genial juntos, ya verás, bombón. Además, -añadió, guiñándole el ojo- si eres la novia del anfitrión no puedes faltar. -Sabiendo que así aceptaría la invitación.   
                                                                                     
- Sonia, al escuchar la palabra ¨novia¨, que nunca había utilizado el chico que tanto le gustaba, accedió a ir, sin darle más vueltas al asunto.

Una nueva realidad [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora