2

3 0 0
                                    

UN LOBO SOLITARIO 

ALMA WHITE

- Joder - exclamé con mucha pereza mientras movía mi brazo para apagar la odiosa alarma, tenía mucho sueño pero debía pararme temprano hoy porque era mi primer día de clases.

Me levanté de mi preciosa cama y me encamine hacia el baño, me posé sobre el lavamanos y mire mi cara sobre el espejo, estaba espantosa tenía unas grandes ojeras, parecía un mapache. Hice toda mi rutina de la mañana y ya estaba radiante para ir a clase.

- Cariño ya vas tarde, baja rápido para que desayunes - Grito mi mamá desde la planta baja.

- Ya bajo – Estaba un poco emocionada por mi primer día.

- Buenos días cariño, aquí está tu desayuno y tu pastilla - me señaló el frasco de las pastillas, desde cuarto grado de primaria he tenido que tomar pastillas porque desarrollé una gran depresión y ansiedad por el acoso en el colegio, pero eso no tiene mucha relevancia ahora, ya estoy mucho mejor y es un capítulo que cerré hace mucho, después de todo estaba en mi último año de secundaria.

Me tomé las pastillas y desayuné lo más rápido que pude porque ya se me hacía muy tarde para ir a clase, además que debía llegar temprano para el recorrido que me iban a dar y tenía que recoger los horarios y otro montón de papeleo.

- Ya me voy mamá, nos vemos a la noche, ¡te quiero!

Salí de mi casa y vi a Alessandro que estaba caminando con unos auriculares puestos, se veía relajado y amenazante aunque eso se debía a la cantidad de "decoraciones" que llevaba en su cuerpo, baje con un poco apurada por las pequeñas escaleras que estaban en la entrada de la casa.

- Hola Alma - me habló Alessandro viéndome con una sonrisa carismática.

Le respondí el saludo con una sonrisa.

- ¿Vas al instituto a esta hora? - preguntó con la ceja un poco elevada porque ya era muy tarde para mí.

- Sí, en realidad se me está haciendo tarde así que nos vemos más tarde, bye - me despedí mientras corría.

* * *

Estaba realmente cansada por haber corrido tanto, necesito ejercitarme más. En la entrada del colegio se veían unos pocos estudiantes, a excepción de mí, el resto debía llegar a eso de las 7:30. Entre los que estaban sentados esperando a sus amigos (supongo) había una chica que resaltaba mucho, la forma en la que lucía su ropa era casi admirable, no era nada del otro mundo: unos jeans rotos, un top que decía What do you see? Y unos tenis negros, y aun así parecía que podía comerse el mundo. Ella me miró entrecerrando los ojos durante unos segundos hasta que decidió acercarse.

- ¿Eres Alma White? – al verla más de cerca me pareció una chica sacada de un libro: piel de porcelana, pelo negro y espeso, nariz fina y respingada y también tenía unos ojos un poco rasgados y grisáceos; de verdad era muy linda – Holaaa, tierra llamando, ¿estás ahí? – di un pequeño brinquito al salir del estado de concentración en el que había entrado.

- P-Perdón me distraje, soy Alma White ¿tú eres quien me va a dar el recorrido?

- ¡Sip, esa soy yo! Me llamo Stephanie Becker voy en mi último año de secundaria al igual que tú y hoy te daré el recorrido por nuestra pequeña escuela, también te ayudaré a organizarte y a hacer el papeleo necesario – wow, que enérgica; soltó eso tan rápido que me costó procesar todo lo que me había dicho -. Espero que nos llevemos bien y si no tienes con quien pasar el almuerzo puedes venir conmigo.

Sin darme oportunidad de responderle, Stephanie me tomó de la muñeca y me llevó al interior de la escuela, lo primero que vi fue un gran espacio vacío con un techo alto y dos escaleras a cada lado que subían a la siguiente planta que estaba repleta de puertas y algunos bancos en los pasillos.

A Town Bathed In BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora