IV: Y aún así se arrojó

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Decir que la vida era dura pero que era hermosa fue una completa estupidez. O creer que siempre habrían motivos para seguir viviendo era una falsa ilusión.

Habrán personas que quieren vivir y harían todo lo posible por hacerlo si eso significaba adaptarse al mundo. Pero habrán otras que no lograrán encajar.

Kim Dokja era una de esas.

No supo si quiera cuál había sido su error, ni por qué era maltratado de esa manera. Solo supo que su madre había hecho aquel error, ¿Por qué fue el más perjudicado entonces?

Fue arrojado en una jaula llena de lobos hambrientos y sedientos, capaces de destruir mental y físicamente a cualquiera que no sea el estereotipo 'normal' que la sociedad había puesto a la fuerza.

Habían personas capaces de superarse pero habían otras que se perdían en el camino y nunca más volvían a encontrarse.

Kim Dokja posiblemente era una de esas.

Por eso no dijo nada cuando llegó tarde a su exámen. No habló para denunciar los malos actos de sus agresores. Y por eso mismo se encontraba ahí, tirado en el suelo nuevamente, golpeado y humillado.

Habían anunciado a las personas que irían a la escuela 'C' hacía unas horas.

Él no estaba entre ellos.

No pudo estudiar correctamente y no aprobó.

Creyó que fue estúpido de su parte creer que podía hacerlo. Claramente se sintió como un imbécil de primera.

Supo que no tenía futuro y que, la única cosa a la que se había aferrado durante una semana, también era una simple ilusión.

Solo se engañó a sí mismo.

Pensó que, si le dieran una moneda por las cosas malas que le han pasado, sería millonario pero luego pensó que, por su mala suerte, sus monedas serían robadas. Ya sea por sus agresores o por sus tíos.

—¡¿Volviste a perder el exámen?! ¡Ni creas que pagaré para que vuelvas a hacerlo! ¡Eres cada vez más estúpido! No puedo creer que la asesina de tu madre nos haya dejado esta carga.

Recordó los gritos que su tío le dirigía cada vez que reprobaba algún exámen. Después de eso seguramente sería ignorado.

Sabía que esta sería otra noche entre los gritos de sus tíos por su 'mal comportamiento' y sobre la 'horrenda carga' que Kim Dokja significaba para ellos.

Kim Dokja sintió que su cuerpo se volvía más pesado a medida que caminaba para salir de la escuela, pero no era por los golpes que había recibido era por el cansancio mental que lo atormentaba ahora.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y se mordió el labio para evitar sollozar.

Estaba cansado.

Y lo que arrastraba ahora ya no era su mochila, eran el peso de sus fracasos y desgracias.

Deseó, como siempre lo hacía, poder vivir como un adolescente normal, poder llegar a casa y ser recibido por su madre, tener que comer comida caliente en lugar de lo frío que dejan sus tíos, poder tener sueños por los cuales vivir y esforzarse, poder ver lo lindo de la vida de lo que tanto hablan las personas.

Pero ese deseo nunca se cumplía.

Todos los días se despertaba en aquella fea cama de aquella vieja habitación y volvía al lugar donde sus agresores siempre estaban.

Poco a poco la última esperanza se apagó en su interior y con ella, se fueron sus ganas de vivir.

Si a Kim Dokja le dieran a elegir entre tener que estar en 'casa' con sus tíos o ir a la escuela donde lo agredían, preferiría tener que hacer una tercera opción

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Si a Kim Dokja le dieran a elegir entre tener que estar en 'casa' con sus tíos o ir a la escuela donde lo agredían, preferiría tener que hacer una tercera opción.

Y en esa no habían agresores ni tíos malhumorados.

En esa opción solo habían una palabra que claramente sería la salvación para Kim Dokja. Sería la salvación definitiva y la que más le aterraba.

Tenía miedo, sí.

Pero quería morir, también.

Por eso, con sus manos temblorosas y su respiración entrecortada, abrió la ventana de la habitación. No miró hacia abajo.

Tenía miedo, sí.

Pero estaba decidido de hacerlo.

No saber qué hay después de la muerte no lo asustaba si eso significaba que podía huir de este mundo y de sus pensamientos. Lo que siempre le aterraba fue el dolor.

Fue curioso que no se haya acostumbrado después de tanto tiempo, pensó.

Fue curioso que el dolor sea su miedo más profundo y aún así lo tuviera presente todos los días.

Tenía miedo, sí.

Y aún así se arrojó.

Palabras de la Bata: si ven alguna incongruencia, nunca la vieron, eh jaja

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Palabras de la Bata: si ven alguna incongruencia, nunca la vieron, eh jaja

Es que luego hasta me olvido de lo que escribo .__.

Fragmentos De Un AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora