Capítulo 2: In Far Lands

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Habían transcurrido siglos desde los días con Einar en la antigua Escocia. Mientras las eras cambiaban, él viajaba por el continente de país en país. Con el alma rota pero, maravillado por las diferentes costumbres y paisajes que descubría a su paso. Saboreando las artes, los idiomas y la calidez de la gente con la que se cruzaba. Sin embargo, se abstuvo de crear vínculos consiente de que no aguantaría perder a alguien mas.

Así llega a la exquisita tierra de Lituania, durante una Guerra Civil que lo orilla a quedarse algo apartado de la muchedumbre. Un bello bosque, y una cabaña, son su escondite del resto de la civilización, humana o vampírica. Los primeros meses fueron tranquilos, cazaba de noche en los barrios mas pobres; mientras buscaba por la tarde, entre los rostros adultos, los ojos de su amado. No obtuvo buenos resultados, pero perseveró. El clima de primavera dio paso al otoño, con sus hermosos tonos cafés, dorados y rojos. Las festividades de la fecha casi ni se sintieron, dada la situación por la que atravesaban los lituanos. Aun así, Charles se propuso entretener a los niños cercanos a su vivienda y estuvo paseando, y repartiendo dulces, a todo aquel pequeño que se lo pidiera y le diera su mejor ¡BOO!

Cuando llego el invierno, pensó que podría irse y volver a viajar. Por desgracia, la relativa calma del país se desvaneció en un instante. Los militares cerraron las fronteras y se adueñaron de un par de empresas para limitar (aun mas de lo que estaba) la distribución de alimentos y medicamentos, otras se fueron del país indefinidamente, se cerraron las exportaciones e importaciones y se coloco un toque de queda. En medio del caos, muchos lograron escapar a países limítrofes y otros al campo, donde estaban mas seguros que en las ciudades. 


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El Conde Lecter tomo a su familia, subió al carro y marcho de su ancestral hogar. Iban camino a la casa de campo que tenia cerca del Bosque Negro de Irithia. Tanto él como su esposa esperaban salvar a sus amados hijos de las garras de los militares y rebeldes. Sin embargo, temiendo lo peor, dejo de lado su orgullo y contacto a su hermano en Francia: si algo les pasaba a ellos, Robert y su esposa estaban listos para llevarse a los chicos lejos de la guerra.

El viaje duro tres horas y media, fue agotador para los huesos de todos y muy angustiarte para los adultos. El pequeño Hannibal estaba algo consiente de la gravedad del asunto, pero su hermanita Misha desconocía el peligro inminente. Afortunadamente, cuando la noche estaba cayendo sobre ellos, empezaron a divisar el bosque y la cabaña. El noble sabia de otra vivienda no muy lejos, esperaba que al dueño no le importase compartir los recursos del bosque.

Desempacaron con cuidado y se instalaron en la comodidad del hogar temporal. Sabiendo que el frío del invierno no tardaría en llegar. Transcurrieron varias semanas algo tranquilas, sin toparse con indeseados ni con su vecino. La Condesa enseñándole a sus hijos el arte de tejer y la buena lectura, mientras su esposo proveía alimento y leña. 

Estaban entrando en diciembre cuando el mayor temor de los esposos ocurrió. 

El Conde y su hijo estaban recogiendo algunas cosas del bosque, mientras las mujeres recogían agua de un río cercano. Empezó como un suave zumbido que fue escalando de intensidad, Simonetta fue la primera en captar el sonido. Tiro de su hija con prisa y corrió unos pocos metros hasta su esposo quien, al ver el terror en esos amados ojos, soltó lo que llevaba en brazos para sujetar a su hijo y correr a la cabaña vecina, que estaba mas cerca.

La camioneta del ejercito, pronto se escucho con mas claridad. 

La familia Lecter llego jadeando hasta el pórtico del vecino y Darius toco apresurado la puerta, el miedo por la seguridad de sus hijos invadiendo su pecho. 

Eternal -Hannigram-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora