Capítulo 5

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Capítulo 5

Fui al parque la encontré entrenando con su grupo de compañeros. Me acomode en una baranda, la observe, Yaneth se dedico a ser la mejor en su categoría. Me gustaba como se retaba ella misma, no tenía límites. El entrenador les dio vía libre. Me quede allí sentado. Ella tomo su maletín y se dirigió a mí.

—Hola renacuajo.

—Hola reina. Reina cuaja te vi muy bien.

Me tomo de la mano y nos fuimos, para ella no era un príncipe, era un sapo, por eso me decía renacuajo, para mi ella era mi reina, la reina de un sapo, por eso le decía mi REINACUAJA la acompañe a su casa. La señora Camila nos hizo arepas rellenas con chocolate. Comí y me fui para donde mi abuela. En el camino a casa me encontré con Javier estaba con Maritza. LA acompañamos a su casa.

El hermano de Maritza tenía una organeta. Javier estaba aprendiendo a tocarla. Me quede con ellos aprendiendo. Éramos jóvenes con muchas ilusiones. Teníamos el mundo por delante.

El grado once fue más complicadas Yaneth estaba preparándose para un nuevo torneo, necesitaba plata para viajar. Mi abuela nos ayudo a hacer tortas de arena de trigo. Javier y yo las vendíamos en el parque mientras Yaneth practicaba. Logramos reunir dinero para ayudarle a su viaje.

—Renacuajo gracias por apoyarme, me hubiera gustado que me acompañaras.

No e dije nada. Pero le comente a Javier.

—Que bacano seria acompañarla.

—NO borde eso sería casi imposible.

Teníamos un vecino que viajaba a Santa Martha, manejaba un camión, Javier logro convencerlo de que nos llevara. Nos ocultamos en la parte de atrás. Nos acomodamos con los bultos de arroz.

—Van a viajar muy incomodos, el calor, tienen que ir ocultos. No se pueden dejar ver. Ay retenes. Me da miedo muchachos. Mi patrón no se puede dar cuenta que ustedes van conmigo. En la carretera pueden viajar conmigo en la parte de delante.

Aceptamos encantados, era nuestra aventura, en la madrugada me escape le deje una carta a mi abuela. le Conte todo mi plan. Le pedí que por favor no se preocupara, le prometí llamarla,

Pero en realidad ella fue la que me llamo, consiguió el número de don Gustavo y le marco fue tan insistente que apenas paramos don Gustavo le marco.

Le contesto y me la paso enseguida.

Cogí el teléfono asustado.

—Hola abuela.

—Como se te ocurrió, en que estaba pensando. Tu me vas a matar. No estoy para tus locuras.

—Abuela no te preocupes, son solo dos días.

—Como vas a comer donde vas a dormir.

—Donde la hermana de Don Gustavo, ellas nos va alojar, la comida también la tenemos asegurada. Vamos a ayudarle a Don Gustavo. Relájate abuela.

—Dios te bendiga. Ojala esa niña sepa valorar todo lo que haces por ella.

—Gracias abuela. Yo también te amo. Sabes que te tu eres una persona muy importante para mí. Gracias por comprenderme. Confía en mí.

Mi amigo Javier estaba muy emocionado iba a conocer el mar, para mí también era la primera vez en la playa. Le ayudamos a descargar el camión a Don Gustavo y nos fuimos a la playa. En la tarde fuimos a ver a Yaneth patinar. LE fue muy bien. Las premiaciones eran el día siguiente. Cuando acabo la competencia fui hacia ella. Javier me ayudo a encontrarnos. Me vio y salió corriendo hacia mí.

—Renacuajo, renacuajo. Amor viniste. Mañana es mi gran día, solo me faltabas tú, mañana voy con todo.

—Eso espero, tu tienes que ganar. Que valga la pena el viajecito que hicimos.

—Para mi ya valió la pena, nade en el . Ahorita vamos a ir otra vez.

—SI claro, para mí también valió la pena le dije dándole otro beso

Enci silva

Hortia 

Mi terco corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora