𝓒𝓱𝓪𝓹𝓽𝓮𝓻 5

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𝕾𝖊𝖓𝖙𝖎𝖗 𝖖𝖚𝖊 𝖈𝖔𝖓𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖆𝖘 𝖈𝖔𝖓 𝖆𝖑𝖌𝖚𝖎𝖊𝖓 𝖞 𝖙𝖊 𝖘𝖆𝖈𝖆 𝖉𝖊 𝖙𝖚 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝖚𝖓 𝖒𝖔𝖒𝖊𝖓𝖙𝖔 𝖊𝖘 𝖒𝖚𝖞 𝖘𝖆𝖙𝖎𝖘𝖋𝖆𝖈𝖙𝖔𝖗𝖎𝖔, 𝖕𝖊𝖗𝖔 𝖙𝖔𝖉𝖔 𝖑𝖑𝖊𝖌𝖆 𝖆 𝖘𝖚 𝖋𝖎𝖓𝖆𝖑, 𝖆𝖘í 𝖈𝖔𝖒𝖔 𝖊𝖑 𝖛𝖔𝖑𝖛𝖊𝖗𝖓𝖔𝖘 𝖆 𝖛𝖊𝖗.

6:30a.m 13/10/2015

Un jimin estaba listo para irse de aquel lugar, con sus 18 recién cumplidos, hecho pedazos a más no poder decidió que era tiempo de marcharse, con lastima y dolor recorrió todo el orfanato no perdiendo detalle de las marcas en algunas paredes como símbolo de cuanto median los niños, el comedor o cafetería, los cuartos, las guardería de bebés, el jardín, la casa de muñecas, la casa del árbol y por ultimo aquel lugar que fue su único amigo el cual lo consolaba cuando estaba en sus peores crisis, el salón de música, ese que tenía un maravilloso ventanal de vidrio en la parte del techo, sin duda alguna dejaba que los tenues rayos del sol lo invadieran convirtiéndolo en un salón fascinante y mágico en el cual querrías estar todo el día, su gran amigo el piano estaba ahí, tan lindo y radiante como siempre, el violonchelo y violín estaban de frente a este, sin duda sus instrumentos favoritos eran los más hermoso del lugar, con pesar se retiro y fue al jardín encontrándose con ese gran árbol el Arce del Amur en el que tenía recuerdos tanto buenos como malos, pero los buenos sobre pasaban la realidad más de lo que él quisiese y dando la ultima caricia y mirada de despedida se alejo, fue a su habitación; cogió sus pocas pertenencias y bajo, las miradas puestas en él no se hacían de esperar, cuando llego a la planta baja estaba la señora nahyer; se encontraba esperándolo con una cara agotada y una sonrisa calmada.

- Buenos días Mochi ¿Cómo amaneces? – Lo cansada que se encontraba se notaba en su voz.

- Buenos días señora Nahyer, he dormido bien gracias por preguntar, pero... pero por lo que veo usted no tanto, yo creo... y-yo creo que debería descansar más... sí – La cabeza se mantenía gacha en todo momento y casi en un susurro inaudible se había escuchado lo que él había dicho.

- No te preocupes pequeño, ya muy pronto llegara mi hora y podre descansar en paz. – comento la señora de tercera edad, con tono amable – por cierto feliz cumpleaños minnie , tengo algo para ti, acompáñame a mi oficina por favor – sin rechistar dio una venia en respuesta y la siguió en silencio; llegando a la pequeña pero espaciosa oficina el cual tenía olor a canela y cítrico. La mayor saco un pequeño sobre que contenía algo en su interior, Nahyer se acerco a jimin y dando un leve toque en su mejilla con su mano, casi como una caricia coloco aquello sobre las manos del menor.

- ¿Qué es esto? ¿Por qué me lo da a mí? – Jimin sin entender nada, abrió aquel sobre de manila, mas cuando supo el contenido de aquel sobre sus ojos se abrieron en demasía y lo devolvió negando varias veces.

- Jimin-ah... mi niño, por favor acéptalo, es mi regalo de cumpleaños para ti pequeño.

- Perdone señora Nahyer pero yo... yo n-no podría aceptar aquello, no soy devoto de tal dinero.

- Sí lo eres, ahora vas a salir de aquí y no tienes dinero, en donde te vas a quedar mi niño, quien se hará cargo de que comas adecuadamente, por favor acéptalo – el sobre fue depositado en ambas manos serrándolas sobre él.

- Yo prometo... que lo pagare, vendré y le devolveré el dinero, se lo prometo – Sus ojos llorosos estaban presentes mas ninguna lagrima era derramada.

- Eres un alma pura pequeño, afuera el mundo es malo, perdóname por no poder salvarte de aquel asqueroso que te toco, si hubiera estado más pendiente nada de esto hubiera pasado, ni a ti ni a la pequeña junnie - La lagrimas en los ojos de la casi anciana caían con devoción – cuídate mucho allá fuera minnie, no confíes en nadie, no perdones si no se lo merecen, ponte firme de ser necesario y no te dejes engañar ¿Está bien?

𝓜𝓔𝓛𝓞𝓓𝓨 𝓝𝓞𝓘𝓡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora