EIDETIC MEMORY ━━ blaise zabini ✓

━ twenty-four. thoughts and wonders

Capítulo veinticuatro:
( pensamientos y maravillas )

SPENCER COMIENZA A PREOCUPARSE por una sencilla razón. Morgana Montague aún no ha hecho su dramático avance de atacar, embrujar o maldecirla de alguna manera. De hecho, Spencer empieza a pensar que lo de evitarla no es sólo un camino de ida y que su hermana está haciendo lo mismo. Pero eso es ridículo, ¿no? La joven Montague no es de las que quieren provocar una ira innecesaria, pero vamos, Morgana es literalmente una diablesa. Algo le impide asesinar a Spencer y quiere saber qué. Sin embargo, Ricky no está de acuerdo con ella. Es bastante inflexible en no querer dejarla fuera de su vista sólo para que no suba a ella sola. Así de desesperada espera Spencer algún tipo de respuesta por parte de la chica: no hay manera de que haya decidido cambiar de opinión después de todos estos años y por fin le dé un respiro.

—Para ir de las mazmorras al Gran Comedor, tienes que pasar directamente por la Gran Escalera, que es de donde venimos, —divaga Spencer, con un pergamino colocado prolijamente en la mesa de la biblioteca con tinta salpicada. Su brazo se convirtió en una víctima del abuso de la tinta, cubriéndose de negro para consternación de ambos, más específicamente de Ricky, ya que lleva una mirada molesta.

—Empiezas a sonar como Harry obsesionado con Malfoy, —interrumpe Ricky su discurso de larga duración, con los ojos fijos en el pergamino con poco o ningún interés. Spencer separa los labios ofendida—. ¿Y si y escúchame bien hacemos los deberes? Morgana no va a atacar de la nada y, francamente, deberíamos alegrarnos de que no haya hecho nada. Ahora ve a limpiarte.

Él señala con el dedo los baños del interior de la biblioteca. Ella frunce el ceño en silencio antes de decidir que tiene razón y se levanta derrotada. Spencer frunce la nariz con total disgusto al darse cuenta de que su mejor amigo tiene razón. Parece que se fija en su hermana por la razón de que aún no ha sido atormentada. Hablando de estar demasiado jodido de la cabeza.

El agua fría gotea en el costado de su brazo, la negrura de la tinta se restriega lentamente de una vez. Mira su reflejo, notando la diferencia entre su aspecto de quinto año y el de ahora. Unos ojos color avellana la miran fijamente, familiares pero no. Hay algo en ellos. Más viejos y posiblemente con cicatrices, un rasgo distintivo que difiere de cuando llegó. Su cabello castaño creció desde que llegó el verano debía cortárselo hasta la mitad del hombro, pero no ha tenido la oportunidad de hacerlo. Bueno, eso y que no está segura de querer hacerlo. A decir verdad, sólo se debate por la guerra que se avecina. Sus largos pedazos probablemente quedarán atrapados en el fuego cruzado. Al darse cuenta de que está dejando correr el agua, sacude la cabeza y sale del baño, chocando brevemente con otra persona.

—Lo siento, —murmura la persona en voz baja, agarrándose a sus brazos con suavidad. Spencer nota primero los familiares colores plateados y verdes antes de darse cuenta de quién era. Theodore Nott, su antiguo amigo que ahora parece más alto y mayor. La carismática sonrisa que solía lucir -incluso antes de que fueran amigos- ya no es visible.