Capítulo 41: "Adios, Kuma"

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- Joey- susurró Jennie con la voz totalmente quebrada y asomándose tras una puerta que no era su casa. El chico apenas volteó a verla porque regresó su mirada al frente, estirando su brazo y acariciando quién fue su mejor amigo a lo largo de sus 16 años - Ya tenemos que irnos cariño. Te espero en el auto-

Joey tenía 7 años cuando ingresó por primera vez a una piscina grande; solía utilizar la pequeña inflable que Lisa cada verano armaba para él y Ella y con eso se contentaba. Pero cuando Kuma creció en tamaño considerable, el perro ingresaba de un salto al agua de la piscina de Jisoo y nadaba cual pato en su hábitat.

Así que Joey dejó el miedo atrás, se colocó el salvavidas que Lisa con tanta insistencia le recordaba y se lanzó con lentitud tras su amigo. Y Kuma continuaba moviendo sus patas para avanzar con un Joey imitándolo y quitándose todo temor infantil.

A los 8 años inventó un baile. Solo se trataba de llamar a Kuma, que el sostuviera sus patas delanteras sobre sus muslos y luego de unos giros, el perro se mantenía unos segundos en dos patas y terminaba con un gran salto que sacaba las risas más sinceras de su dueño.

Dos años después, June y Marco compraron un pomerania blanco Hembra. Y no hubo un segundo de duda a la hora de emparejarlos y que de esa unión salieran unos cachorros igual de encantadores que ellos. Fueron 4 y June solo conservaba uno aún, el único varón de ese parto.

En el mueble cargado de fotografías de sus hijos, Jennie guarda una en especial en la que aparece Joey riendo por una broma bien ejecutada contra su hermana. Consistía en que Ella cada vez que se bañaba, Kuma, comandado por Joey, ingresaba al baño en busca de sus pertenencias. Jennie fotografió el momento exacto en que el perro salió con una zapatilla en la boca y una remera arrastrando con su pata, Ella gritando desde la puerta y su hijo desde un costado riendo.

Joey comenzó su paso por el Instituto y no le agradó ese cambio. No le molestaba madrugar, estudiar o leer largos libros para los exámenes, no. No era eso. El chico aún tenía sus problemas de timidez como cuando era pequeño y, entrar en una "jungla" como Ella se lo había advertido, no era un buen camino quitar su vergüenza.

A Joey le gustaba asistir a sus clases vestido de una manera distinta a la de todos sus compañeros. Su placard estaba lleno de camisas blancas, celestes y algunas rosas; y las combinaba con aquellos pantalones de casimir color gris o negro. Y debía sumarle sus lentes para la visión; con ellos vía todo con total claridad pero solía creer que sería el centro de atención para burlas y nadie se adaptaría a sus gustos.

Sin embargo no fue así. Mientras Ella era la Manoban-Kim citada dos veces a la semana con el director por su comportamiento inadecuado; Joey era aquel chico por el cual las porristas susurraban avergonzadas y las demás no se atrevían a mirarlo a los ojos.

Fue una mañana que llegó tarde a clases que, luego de dejar su bicicleta en la entrada, corrió a lo largo del pasillo con dos mochilas. Cargaba a Kuma adelante porque tuvo que llevarlo al veterinario por sus vacunas y, como ninguna de sus madres respondían su celular, llevó sin problemas a su perro al Instituto.

Esa fue la única vez que compartió el salón de castigo con su hermana. Pero lo agradeció.

Debido a que salió una hora más tarde, Brooke, la chica que tanto le gustaba, salía de sus prácticas de porrista y pasó frente a el sonriéndole. Cuando Kuma ladró hacia la muchacha, la misma se detuvo y se acercó encantada con el perro. Brooke amaba los animales y por ello tenía cuatro perros y un conejo que no salía de su habitación para que no fuera comida de sus dos gatos.

Desde que empezaron a salir días después, Kuma los acompañaba y jugaba con Dalia, la Golden de Brooke que más años tenía.

Y a los 15 Kuma fue el único testigo en ver el primer beso de Joey. El chico estaba pidiendo un helado en el puesto cerca del parque y Brooke vigilaba ambos perros. Sin embargo el sabor favorito de la chica ya no quedaba por lo que, después de un grito de Joey informándoselo, se acercó a el a trote y el vendedor halagó la hermosa pareja que hacían. Fue solo cuestión de minutos después que en el banco unieran sus labios por primera vez.

La Causa Perfecta (Adaptación Jenlisa) Lisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora