Una lágrima entre tiempos.

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Era una noche fresca, las montañas que ya antes eran cubiertas por la neblina, en ese momento comenzaban a pintarse de blanco con los copos que se acumulaban en sus caminos.

Se acercaba el invierno. El frío se acentuaba en su piel de porcelana, limpia y casi traslucida, casi sin ninguna imperfección, o así lo parecía salvo por aquellas líneas entre-cruzadas que creaban una imagen dolorosa no sólo física, sino también emocionalmente al portador.

Y justo en estos instantes frente a las puertas de sus aposentos privados, recordaba con gran aflicción ese día en el que le castigaron por desobedecer las reglas de su secta.

Por ir tras un miserable cultivador de energía resentida.

Por ir tras la persona que le enseñó lo que era amar a alguien que no incluyese a su familia.

Recordaba el ardor y escozor de cada azote, él dolor fue insoportable. Pero, no tanto como lo fue el día en que se enteró de la muerte de su amado.

Las heridas que el látigo de la disciplina dejó en su espalda, con los meses sanaron. Sin embargo, había algo más importante que debió haberlo hecho y no pasó, su corazón no sanó.

La vista frente a sus ojos comienza a opacarse no sólo por la niebla que comienza a descender, tampoco por la oscuridad que anuncia el término de otro día. Son las lágrimas que durante casi 5 meses a estado guardando. Porque no lo salvó, no es digno de llorarle, pero ya no puede más.

"Lan Wangji"

Su voz a desaparecido, suspira triste pasando sus dedos gentilmente por las cuerdas de su guquing. La melodía es suave y corta.

"¡Lan Zhan!"

Pero nada se compara con su voz... o es lo que se dice, ya que ahora no puede recordarla.

Toca de nuevo su instrumento para intentar liberar algo de pesar. Sólo por esa noche, como todas las anteriores.

Hay una brisa que golpea tenuemente sus mejillas y hace correr pequeños caminos de su tristeza, y hay perlas que desaparecen al fusionarse en la tela de sus túnicas.

Comienza a tocar su canción preferida. La canción que le dedicó a él. Aquella en la que le mostró sus sentimientos incluso si él mismo no se había dado cuenta, y como se arrepentía de eso.

Sus dedos se deslizan suavemente sobre cada cuerda, sus ojos se cierran con la esperanza de verlo.

En la soledad de su habitación se permite relajar sus facciones y mostrar algo de lo que se a prohibido sentir desde ese día.

Su corazón duele cuando al fin puede visualizar su imagen. Sus dedos tiemblan y tocan una cuerda equivocada, y aunque se recompone rápido, piensa en volver a hacerlo si con eso puede ver de nuevo en la oscuridad de sus párpados, a Wei Wuxian sonreír con picardía como lo hizo cuando tocó mal.

Wei Wuxian.

Imprudente.

Wei Ying.

Escándaloso.

Yiling Laozu.

Asesino.

Al Lan no le importa cuantas maneras tengan para decirle. Porque para el sólo hubo uno. Sólo existió el Wei Wuxian que conoció en Los Recesos de las Nubes. Ese chico intrépido, gracioso, inteligente y valiente. Con grandes valores morales, con un gran sentido de la justicia y un gran amor por su familia. Por eso hizo todo aquello, ¿es qué nadie más podía verlo?

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⏰ Última actualización: Nov 18, 2021 ⏰

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