From blue eyes

3K 206 83
                                    

La noticia le había caído como un balde de agua fría, Dazai había abandonado la Port mafia, lo había abandonado. Millones de pensamientos rondaron por su mente, como el hecho de que todo lo que había ocurrido entre ellos no fue más que algo pasajero o que los "te amo", no eran realmente sinceros. Aquella noche abrió su vino más caro y bebió hasta sentir que quizás podría dejar de extrañarlo.

______________๋࣭ ⭑𐙚. ______________

Estaba conduciendo hacía aquel apartamento, el 505: acababa de aterrizar en Japón después de un vuelo de 7 horas y a decir verdad, se sentía bastante ansioso. No había estado en su apartamento un buen tiempo, para ser exactos desde que el de ojos avellana dejó la mafia, pues, este solo le traía recuerdos de todas las frías y tormentosas noches que pasó a su lado. Se sentía extremadamente vulnerable a su recuerdo. Entrando como una bala a su mente el recuerdo del momento en que Kouyou llegó a informarle la noticia personalmente: mucho antes de que Mori lo hiciera.

______________๋࣭ ⭑𐙚. ______________

Aún recuerda como las palabras no salían de su boca y la mujer estaba casi segura de que los orbes azules del pelirrojo habían perdido su brillo.

Chuuya cariño, ¿estás bien?

—Por supuesto Ane-san. — Respondió con su voz temblorosa y le regaló una sonrisa amarga, que aunque tenía como propósito inicial el ocultar su nudo en la garganta, aún mostraba en parte gran parte del como se sentía. La mujer lo conocía lo suficiente como para saber cuanto afectaba —¿Por qué no lo estaría?, por fin logré deshacerme del maldito bastardo...

Kouyou muy dentro de si sabía que no era cierto, conocia de primera mano lo mucho que el castaño significaba para él. En muchas ocasiones los había encontrado juntos compartiendo momentos como pareja, pero como siempre, prefirió no indagar más pará evitar incomodar al menor: solo se retiró del lugar dejando a un ojiazul completamente destrozado, Chuuya estaba solo de nuevo.

______________๋࣭𐙚. ______________

Estaciono su auto en uno de los múltiples aparcamientos del lugar y entro al edificio. Todo seguía igual, las mismas personas, las mismas cosas, pero se sentía distinto a la última vez que estuvo ahí, quizás se debía a la ausencia de la persona que lo abandonó sin decir palabra alguna y que, a pesar de todo aún amaba como la visa misma.

La abrumación no demoro en hacer presencia al adentrarse en el elevador y presionar el botón del piso número cinco. El recuerdo de ellos compartiendo un poco de su amor con el otro en forma de pequeñas nuestras de afecto o caricias, golpeó sin piedad a su ya tan fragmentando corazón, con un torbellino de emociones ya demasiado contradictorias entre sí.

Vamos Chuuya, nadie se dará cuenta. — Estaba a una distancia convenientemente cerca de sus labios: sosteniendo el mentón del más bajo.

—Tks, si alguien nos ve te mataré. — Juntó sus labios con los ajenos, en un cálido y apasionado beso, atrayendolo más a su cuerpo.

Sentía una apuñalada en el pecho, como si alguien hubiera insertado una daga y la hubiera sacado rápidamente, permitiendo que se desangrara y el impacto fuera casi mortal. Aquello fue algo que nunca se imaginó sentir, el dolor de haber sido abandonado y traicionado por la persona que más amaba. Ese sentimiento solo se agudizó una vez que estuvo frente a su antiguo apartamento: el 505, apartamento que alguna vez llegó a compartir con Dazai y que ahora, no pertenecía a nadie.

—¿No te parece hermoso? —tomó su mano con un brillo en los ojos castaños, casi como si tuvieran ese pequeño toque de miel, casi perceptible en el sol.

505 - SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora