In my imagination, You're waitin' lyin' on your side

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Advertencia ⚠️: Smut y contenido +18, leer bajo tu propio riesgo.

Psdt. No tan buena escribiendo estás cosas tampoco.

______________๋࣭ ⭑𐙚. ______________


Aprovechando que ya estaban sentados en la cama, Chuuya se colocó en su regazo mientras seguía besándolo. Sus lenguas tenían una lucha interna por quien ganaba la dominación: las manos de Dazai, que en un inicio estaban sosteniendo la cintura del pelirrojo, comenzaron a descender hacia su trasero; acercándose mucho más a él, permitiéndole saborear de mejor forma aquellos labios que le sabían a miel, llevándolo al paraíso y al mismo infierno, mordiendolos como si quisiera comérsela.

Está de sobra mencionar quién iba ganando el dominio a este punto: Chuuya seguía dando pelea cuando comenzó a bajar a su cuello. Pasando por su mandíbula muy bien definida, pensando en lo atractivo que es este hombre: dejando besos un poco húmedos hasta llegar al cuello y remover algunas vendas. Logro tener más acceso a aquella zona, que, aunque llena de múltiples cicatrices de autolesión y heridas de misiones: no dejaría de considerar apetecible, deseoso de marcarlo aún más.

El más alto soltó algunos jadeos no tan audibles, pero que mostraban lo mucho que lo disfrutaba. El ojiazul sonrió satisfecho; sin embargo, Dazai tenía otros planes en mente. En un movimiento rápido invirtió posiciones, el pelirrojo ahora se encontraba de espaldas a la cama, con el castaño encima de él, mirándolo con profundo deseo.

—¡Hey!, eso es jugar sucio…— Se quejó: Dazai lo miraba de forma lasciva, casi como si él fuera un pecado y el castaño, él demonio mismo.

Chuuya sintió su piel erizarse al ver la forma en que lo miraba. Por lo que decidió entrar en su juego, dedicándole una mirada de deseo, la cual no pasó desapercibida; pues, al instante sus labios, ya un tanto hinchados por los besos anteriores, comenzaron a ser atacados nuevamente: los jadeos saliendo de su boca no tardaron en hacerse presentes.

Sentían sus cuerpos ardiendo, estando de acuerdo en que las ropas realmente empezaban a sentirse un estorbo, era como si los quemarán.  Ambas gabardinas terminaron en el suelo, el castaño tanteando la camisa del pelirrojo: quitándole primeramente el pequeño saco junto al chaleco que llevaba puesto.

—¿Puedo? —Preguntó Dazai antes de comenzar a desabotonar la camisa,

—¿Por qué preguntas ahora?

—Quiero que te sientas completamente cómodo en esto, es todo. — Desabrochaba botón por botón dejando ver el abdomen marcado del pelirrojo adornado con ese choker que llevaba en el cuello. Quería devorarlo ahí mismo. —Eres hermoso, Chuuya…

—Nunca cambias, ¿eh?

Ahora se sentía mucho más expuesto, sobre todo cuando el de ojos avellana inició con los estímulos en aquella zona: acariciando sus pezones con delicadeza, enrollando; el pelirrojo jadeaba, pero sin duda, lo que lo hizo soltar un sonido mucho más fuerte, fue cuando sintió al contrario mordiendo uno de estos: mirándolo de forma cínica. “Dios mío ¿Por qué tiene que ser tan hermoso?” pensaba. A la par, también bajaba su mano por el abdomen del pelirrojo: generando un escalofrío, sintiendo como la mano vendada desciende hasta llegar al borde de su pantalón.

—¡Hey bastardo!.—llamó la atención de su pareja  —Soy el único sin camisa, no me parece justo. — Protestó el más bajo.

Dazai sonrió —Entonces todo tuyo, cariño. — Se recostó permitiéndole a Chuuya que se colocara encima de él y tuviera absoluta libertad de quitarle las prendas que deseara. No tenía prisa, quería disfrutar hasta el último detalle de este momento.

505 - SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora