🔥《"La necesidad de tocarse se hacía más profunda, y ligeramente caliente.
Sus deseos salen a la luz y cuando menos se dan cuenta, todo aquello que tanto anhelaban sucedió en menos de veinticuatro horas."》🔥
Divino deseo hecho realidad.
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"Mimos en la cima de la diversión." _________________________________________
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Las risas juveniles inundaban aquel lugar de atracciones mecánicas.
No sé hacia esperar que aquel dúo de mejores amigos la estén pasando fenomenal en aquel establecimiento de máquinas Arcade.
Santo cielo, se sentían bastante bien juntos, y si pudieran hacer que aquella noche dure para siempre, la vivirían con intensidad a cada segundo.
No sabían cómo, pero no querían separarse en ningún momento.
- Dios Matt, hace mucho no me divertía así... - La voz de un divertido castaño oscuro resuena fuerte en aquel lugar. -
El pelinaranja le ve unos segundos, viendo con detenimiento todas las facciones de su alegre rostro.
Le amaba tanto.
Corrijo. Se amaban tanto.
El pecoso le sonríe tontamente, e inconscientemente posa su brazo detrás de la espalda de su amigo, juntandolos.
- Y la noche recién comienza Eddie.
El dibujante siente su rostro arder al escuchar aquel nuevo apodo. ¿Eddie? Sonaba tierno, como el nombre que le pondrías a una mascota o un juguete favorito.
Le gustaba.
- Me gusta. - Contesto el de verde. -
- ¿Eh?
- Tu apodo, ah. - Rasco su nuca agachando su mirada. -
Matt sonríe complacido.
Hace mucho había aceptado la derrota suya acerca de quien de los dos era más boniti, e indudablemente el chico más bonito era Edd. No podía negarselo o mentirse a si mismo. Su corazón no podía estar más contento al verle todos los días. Su felicidad es inmensa.
Y a cada minuto, sospechaba que aquellos sentimientos y pensamientos eran igual de correspondidos...
- Nunca lo había pensado. Pero siendo franco, queda bien contigo... - Su última oración se escucha baja y débil, pero aún audible para los oídos contrarios. -
- Oh, entonces... ¿Te molesta que te diga Matti...? - Sus ojos se clavan curiosos en las pupilas océano contrarias. -
El contrario ríe sutil y con su mano da un apretón en el hombro contrario, oprimiendo sus ganas de querer abrazarle allí mismo.
- No, definitivamente. Me encanta, Edd.
Se miran unos segundos con una sonrisa sincera y luego continúan caminando hacia donde sus pies los manden.
