El Error.

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Por contrato.
Capitulo 1
-El Error.

No podía detenerme, no ahora, sentí la sangre correr por mis venas y mis puños llenos de sangre cosquilleaban.

-¡Mierda,Thomas! ¡DETENTE!-

Entre los gritos de la multitud escuche la voz de alguien, muy conocido. Pero me sentía tan rabioso que no podía parar, pareciera que mis puños actuaban solos, y mis piernas sentía satisfacción cada que golpeaban el cuerpo de este maldito cerdo.

Taylor Valderrama, un hijo de perra tramposo.

Habíamos competido esta noche en las motocicletas, el trato era que si yo ganaba me quedaba con su auto,un Corolla negro, y si el ganaba le dejaba la Honda DN-01 y vaya que era lo único de valor que tenía. Todo iba bien hasta que el hijo de puta tramposo me lanzó contra un muro de cajas.

Cuando me recupere corrí hasta el bajándole de la Harley que montaba, le eche un vistazo a su rostro, reía con burla y eso bastó para que desaparecieran todas las compasiones, lo lance contra el suelo, y justo cuando empece a patearle las costillas deje de ser consiente de mis actos. Ese fue mi error, si tan solo hubiera echo caso a los gritos de Alexander me hubiera ahorrado muchos problemas, pero ¡EL HUBIERA, NO EXISTE!

Alguien me tomó con fuerza de la cintura, unas cuantas personas se acercaron a Taylor quien estaba inconsciente en el suelo.

-Vámonos de aquí ahora.- grito la persona que me sostuvo, y no tarde en reconocer su voz, era Alexander, me zafé de su agarre y escupí al suelo. El estaba preocupado, siempre lo hacia y apuesto que estaba arto de pasar por este tipo de situaciones, sin embargo siempre estaba conmigo. Me apresuró mientras se montaba en su perfecta BMW-KR bi-color- ¡Thomas! ¡AHORA!- me ordenó.

Camine hasta donde se encontraba la honda tirada, la levanté y me monté rápidamente, eche un último vistazo a la escena y puse marcha fuera de ahí.

Zigzagueé entre los autos,me pase unos cuantos semáforos en rojo, el viento pegaba en mi rostro y aun sentía mi corazón acelerado. Entré a un callejón de mala muerte, y me detuve frente a un local de luces prominentes, saque un chicle de mi chaqueta y lo lance a mi boca, mastique un par de veces antes de bajar de la honda.

Cuando entre hice sonar las pequeñas campanas de ruido tan molesto.

-¿Cuando te desharás de ellas Cap?-me acerque a su robusto cuerpo que a pesar de su gran masa muscular, no cabía un tatuaje mas en el, a menos de que quisiese tatuarse su cabeza rapada.

-Anti-robos Thomas, ya te lo eh explicado-

Cap era un hombre de 39 años, era el mejor tatuador que conocía, a pesar de su apariencia tenía un buen sentido del humor y buenos consejos que ofrecer. Sonreí y continúe mascando el chicle,

-¿Qué te harás hoy?- se levanto del sofá en el que estaba y entro a una pequeña cabina.

-Tengo planeado un lobo.- respondí en voz alta, asegurándome que lograra escucharme.

-Justo hoy diseñe algo- gritó desde donde se encontraba,

Esperé un par de minutos y cuando volvió conmigo me mostró un diseño que parecía ser echo para mi, me sonreí a mi mismo y asentí,

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Contemplé un largo tiempo la obra de arte que realizó Cap en mi costado izquierdo, un lobo aullándole a la luna, perfecto para mi.

El ruido de una moto estacionarse seguido de las molestas campanas del negocio de Cap, me hicieron voltear y ver a Alexander, primero reflejaba confusión y luego sonrío al ver el diseño que deje de ver yo hace unos instantes.

-Eres un maldito cabron- me golpeo el hombro.- Nunca decepcionas Capitán.- le guiñó el ojo. Cap asintió satisfecho,

-Es hora de irnos- alcance mi playera y me la puse de nuevo, busque en los bolsillos de mi pantalón y saque un par de billetes que deje en el mostrador-Gracias por esto-sonreí y mire a Alexander.- Vamos.

Y así concluyó mi última noche de tranquilidad.

Por Contrato,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora