Capitulo Veintitrés: ¿Kendall?

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-Ahora tú los apoyas-mordi mi lengua suave. Gracias. -Puse los ojos en blanco.

- No, claro que no. Solo que siento que lo fuiste. Pero olvídalo, vamos a que te laves la cara, eres el centro de atención-su tono de voz era distante.

¿Realmente hice mal?

¿fui un monstruo?

..

- Ahora quiero que me expliques algo James Maslow.

- ¿Qué pasa?-dije limpiando mis brazos.

- ¿Cómo que te cortas? Ya lo habías dejado-su mirada estaba en la sangre que salía junto al agua.

- Anoche recaí-frunci los labios.

- Entonces, tenías más que una mala noche, si te cortaste es porque te está sucediendo algo grave-tomó mi hombro en señal a que le mirara.

- Kendall como mentirte, pero jamás me entenderías.

Carlos abrió los ojos como platos.

- ¿Qué sucede? Tú sabes Carlos, ustedes tienen algo y no me quieren decir, ¿Cómo es que han perdido la confianza en mí?

- Kendall es que...

- Es que estamos en esta crisis de tu sabes... Bueno James más... Y no queríamos atacarte más-interrumpió.

- Ustedes jamás me atacan, jamás dejen de confiar en mí. -Dice abrazándonos. Prométeme algo, no volverás a cortarte.

- Te lo prometo, creo que fue una estupidez-sonrei con fuerza, no tenía ganas de hacerlo, sé que se veía falso, lo lamento.

- Claro que lo fue, obvio. -Aclaro Carlos fulminándolo con la mirada.

- Aquí hay gato encerrado, pero si descubro que no me lo dijeron...

- Deja de decir locuras, Kendall. -Interrumpió Carlos tomando mi bolso del suelo.

- Aja. -Respondió no muy convencido. Igual, James cuéntanos ¿que sucedió allí?

- Si, solo nos enteramos porque todos los chismosos de acá estaban hablando de eso-dijo después que nos alejamos de las regaderas y fuimos a las gradas a sentarnos.

- Se enteró de las apuestas no sé cómo se enteró, hasta dijo que era como mi padre, que jugaba con las mujeres, yo quedé sorprendido, juro que si no hubiese sido una chica lo hubiera golpeado hasta matarlo, no saben cuánto resistí.

- Si, ella menciono que nuestros padres quizás eran así. No sé cómo no me saco de casillas.

- Eres más paciente-respondió kendall su incógnita.

- Pienso lo mismo, Kendall.

- Yo solo miraba como sangraba tu brazo. -habló nuevamente mirando y señalando mi brazo.

- No es nada-lo escondí en mi camisa.

- Pero, ¿Cómo se enteró?-Pregunto Carlos. Es un misterio.

- Lo sé.

- Chicos en el vecindario se mudó una chica fenomenal.

- No he visto ninguna chica con tanto culo y tetas a tu gusto.

- Lo sé, ella es diferente. Se nota demasiado-dijo mirando el reloj.

- Yo solo conozco a una baja, cabello oscuro, ojos grandes y para nada claros, es una morocha.

- Ella misma.

- ¡KENDALL SCHMIDT! ¿Estás bien?-Yo reí.

- Hay que dar probadas diferentes.-dijo uniendo sus tres dedos y colocandolos en sus labios.

Apuestas Sin Corazón © James Maslow [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora