Capitulo treinta y cinco: Besitos llenos de amor.

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-Mejor caminemos. -Cambio de idea.

-Lo que su majestad diga. -Dijo sonriendo, pero al momento de pensarlo con más claridad, el arrepentimiento llego a él.

-Kendall. -Dice mirando al piso.

-Dime. -Dijo mirándola.

-Mis padres quieren conocerte más, bueno mi madre es la que quiere conocerte más. -Dice por fin mirando a los ojos a Kendall.

-Estupendo, ¿Cuándo?-intentó sonar "emocionado".

-Cuando tú puedas.

- ¿Mañana?

-Claro. -Dijo dándole un beso en su mejilla.

No estábamos tan lejos de casa, cualquiera que me viera desde esa distancia me diferenciaba, pude ver a Alexandra salir de casa, y no dude en robarle un beso a Lizzi... Primero me fije en que Alexandra mirara a ambos lados y sé que me vio, y de verdad quería  imaginar que estaba pensando en ese momento, cuando se subió al taxi deje de besar a Lizzi... Espero no tener que disculparme porque no la hare, primero la mando a la mierda.

-Ohh... -Dije "apenado"

- ¿Qué fue eso?-Pregunto sorprendida, sé que se estaba muriendo por ese beso que le di.

-Es que... te veía tan cerca de mí y tan perfecta...

-Vaya... -Dijo entre risitas.

- ¿No te gusto?-Pregunte.

-No... Me encanto. -dijo juguetona.



Luego de escuchar música un rato, esperando que Carlos me llamara para algo o lo que sea, yo estaría ahí, baje un momento a tomar un vaso de agua, de repente recuerdo lo de Kendall y todo lo que no pude reír ahí, reía solo como un completo psicópata, cualquiera se asustaría de mí. Pare de reír cuando recorde que dijo que se iba a desaburrir, quizás me lo encontraría afuera, aunque no lo creo pero no pierdo nada con ver.

Salí corriendo a la puerta, la abrí y todo estaba solitario, odiaba no ver a nadie estar sentado afuera, me recordaba lo vacío que estaba, en fin... mire alrededor y alguien venia pasando por aquí, eran las gemelitas de al lado, me saludaron con una enorme sonrisa, eran demasiado dulces, me hizo pensar en cómo serían mis hijas, ¿y si serian con ____? Reí al pensar eso. Últimamente estoy muy loco.

Cuando ellas estaban entrando a su casa, escuche unos murmullos, y venían los tortolos, fue así como dije, vaya que adivine, debería ser síquico.

Kendall, estaba tan concentrado en ella, que ni se fijó en mí mientras se acercaba.

-Hola, James. -Dice mirándome y sonriéndome mientras con cuidado abría la puerta.

Yo la salude de igual forma, pero con una risa burlona. Ella me miro incrédula.

-Olvídalo, cariño. -Le respondí al ver que me miraba como si yo fuera un loco. No la culpo lo parecía de tanto reír, Kendall no podía más con la cara de serio.

-Cuando Kendall entro a la casa, carraspéele-

- ¿Qué sucede?-Pregunta enojado.

-Dime tu, según... "Las voy a partir a todas" A esta no la partiste, sino que le diste besitos, todos llenos de amor. -Dije cerrando la puerta con llave.

- ¿Me viste?-Pregunto sorprendido.

- ¿Lo estás aceptando?-Le pregunte más sorprendido. ¡Vayaaaa! Estás enamoradito, que mierda. -Dije riendo sin parar.

- ¿Te estas volviendo loco? ¿Estas enfermo?-fruncio su ceño.

-Querido Kendall, yo estoy loco, pero tú mismo sabes lo que está pasando aquí.

Apuestas Sin Corazón © James Maslow [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora