¿Y Si Me Tuviera que Marchar? (Jikook)[Adap.]

「Capítulo 13.」

|Anubis|

Jungkook.

Pocas veces había estado más nervioso que en esta ocasión, podía verme reflejado con la palabra "nervios" en toda la frente. Obviamente los estaba disimulando lo mejor que podía, pero aún así Jimin lo había notado, quedándose a mi lado en todo segundo.

- No tienes porque hacer esto, aún hay tiempo de llevarte al departamento.

- N-no -respondí más convincente en mi mente que en mis palabras. No quería irme. No iba a dejar una misión apenas había empezado, sería penoso por mi parte. -Estoy en el grupo igual que cualquier otro, no voy a abandonarlo antes de empezar.

- Jungkook, preferiría que n-

- ¡Jimin, que me quedo y punto!

El rubio me miró fijamente durante varios segundos antes de suspirar y apartar la vista con molestia, dándome entender que me dejaba hacer lo que quisiera. Estábamos en la entrada de un local, esperando entrar a una fiesta. Era un sitio informal, nada de lujos o finuras, podría pasar por cualquier discoteca de barrio a excepción de que este local era privado y todas sus fiestas restringidas.

Seguimos avanzando en la cola. Hoseok y Taehyung ya habían entrado, y Seokjin y Namjoon estaban a unos metros detrás de nosotros también esperando. Yoongi se encontraba en el coche, en la carretera que había tras el local, pendiente de vernos salir para que subiéramos y pusiera inmediatamente el coche en marcha. En esta ocasión iríamos todos en uno.

- Jimin.

- No digas mi nombre.

- ¿Y cómo quieres que te llame sino? -pregunté con sorna. Me parecía ridículo tener que usar nombres de pega en las misiones, sobretodo porque a mí me gustaba el mío tal cual, sin cambios ni nada. Y lo mismo para el rubio, me gustaba su nombre de verdad, no los motes idiotas que solía escoger.

- No lo he pensado -echó un vistazo a todas las personas que teníamos delante. La cola daba la vuelta a la esquina, así que aún tendríamos que esperar diez minutos como mínimo para entrar. Suspiró y sacó su caja de cigarrillos, poniendo uno entre sus labios y encendiéndolo con destreza. - Elígeme tú uno.

- Jus-

- Es un honor, pero no voy a llamarme Justin.

Hice un mohín y me crucé de brazos, indignado porque hubiera descartado el mejor nombre del mundo. Me lo habría puesto a mí mismo, pero después de meditarlo detenidamente, llegué a la conclusión de que no me quedaba.

- ¿Puedo escoger cualquiera?

- Menos Justin, lo dejo a tu elección -dio una calada a su cigarro y sonrió al tiempo que dejaba salir el humo, disfrutando de lo animado que me veía al poder escogerle el nombre, igual que un niño.

Me quedé varios segundos en silencio, reflexionando cual sería el nombre ideal, y de un momento a otro me llegó, saliendo de mi boca como si fuese una respuesta que llevaba milenios buscando.

- Anubis.

- ¿Anubis?

- Anubis.

Volvió a aspirar del cigarro, levantando la mirada pensativo, saboreando el apodo. Finalmente sonrió, dándome a entender que estaba satisfecho con mi elección.

- No sabía que te gustara la mitología egipcia, conejito.

- Es interesante, aunque tengo preferencia por la griega.

Asintió, volviendo a coger otra calada antes de hablar, soltando el humo entre sílaba y sílaba.

- Entonces tú serás Bastet.