Capítulo 1

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PETER

No es normal estar a las tres de la madrugada investigando sobre nubes; escucho sonar las teclas de mi computador más rápido que el latido de un ratón, la luz me encandila reflejándose en mis lentes, es lo único encendido en mi habitación; admito que tengo una obsesión; después de todo, la mayoría de adolescentes como yo, a esta hora están en fiestas teniendo sexo, o simplemente chateando con sus novios y... teniendo sexo virtual con ellos o con desconocidos.

La adolescencia más cercana que conozco se basa solo en sexo, drogas, alcohol, popularidad y "vivir" la vida. Es agotador de solo pensarlo, aparte... ¿quién quiere socializar?

Yo, por suerte, no me gusta entablar conversaciones con personas; prefiero quedarme en mi habitación, las paredes me relajan, estar solo me relaja; los muros de mi habitación son como nubes, acogedores y relajantes.

No tengo amigos, pero los integrantes de mi familia creería que lo son.

Mi grupo familiar es bastante pequeño, lo componemos yo, mi mamá Cecile y Paul, mi hermano menor.
Mi papá nos abandonó hace 16 años, apenas se enteró de que iba a nacer, pero la verdad es que, mi madre tomó el rol de él; tomo el rol materno y también el de una amiga, nuestra amiga.

Mi madre era la típica mujer luchadora que daría su vida para que estemos bien. Su mente es bastante abierta a las decisiones que podemos tomar yo y mi hermano, obvio siempre nos trata de aconsejar lo mejor posible, pero nos acepta tal y como somos.

Siempre fui bastante abierto con mi sexualidad, la situación con mi mamá era bastante cómoda, de hecho salí del closet a los 13 años, mi madre se lo tomó bastante bien, solo que lloró un poco al pensar en la discriminación y todo eso.
Le prometí estar bien y ser fuerte por nuestra pequeña familia, aunque mucho no pude cumplirlo.

No soy el estereotipo de chico normal, súper hormonal, de hecho soy todo lo contrario.

Me diagnosticaron hace 9 meses con bipolaridad, todo comenzó con pequeñas cosas, por ejemplo tics, después de eso todo empeoraba cada día más hasta el punto de cortarme los brazos, habían semanas buenas y malas, aunque nunca eran estables.
Mi terapeuta por poco no me saca a patadas de su consultorio, debe llega un punto en el que la canso.

Mis pensamientos divagaban en muchas cosas en esa noche, después de todo ese mismo día había visto a la persona más linda que existía, un ángel proveniente de las nubes, de una hermosa cumulonimbos.
-Jeremy- di un suspiro.

Jeremy Morton, un chico de cabello castaño claro con ojos celestes, había estado en mi mente desde que salí del closet. Era ese típico chico del que todo el mundo se enamoraba, el chico malo, el fuckboy de la escuela, él era uno de los populares, pero yo sabía que por dentro era muy tierno y sensible.

Soy muy tonto para fijarme en él: en primer lugar porque soy invisible ante sus ojos y segundo porque soy un chico, pequeño detalle.

Mi mente volaba en pensamientos buenos y malos acerca de como acercarme, haciendo listas mentales de los pros y los contra de socializar con él, hasta quedarme dormido.

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Eran las 7:15 de la mañana según mi despertador.
-Mierda- di un salto quedando sentado en mi cama.

Estaba atrasado por más de quince minutos, de seguro el autobús ya se había ido sin mí; y para concluir todo eso comencé a sentir el aroma del desayuno; mi madre seguramente ya estaba despierta y ya se había dado cuenta de mi irresponsabilidad.

Antes de darme cuenta comenzó a gritarme, al parecer tenía unos pulmones de hierro.
-PETER!, según mi cronograma deberías estar arriba del autobús en este preciso momento y sin embargo sigues durmiendo- dijo la mujer como si de eso dependiera el mundo.
-O te apuras o te apuro- concluyó.

Paredes de NubesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora