22 de abril de 1996, mi paso es lento y el frío consume mi voluntad de seguir marchando. Cuándo llegaré al final?
Marcado por las piedras del camino que dejo atrás y preocupado por las piedras que afrontaré delante, viajo con el afán que mi cansado cuerpo pueda soportar.
Mientras, los silbidos del viento entonan su melodía y las hojas caídas danzan al volar.
Que lindo que es recordar lo bello que era el tiempo de antes! Tanta energía, tanto poder, el mundo estaba en mis manos. Vivía como si no existiera un mañana. Pero que inocente pensamiento, la vida no se detiene, los años pasan y aunque pasen pensarás que estás en la gloria y cuando menos quieres y menos te lo esperas, te golpea. Caes en el vacío de la realidad, en la tortura de verte al espejo y contar cuanto tiempo te queda de vida, no saber que hacer, te das cuenta de que estás solo! Solo!!
Pero de qué más puedo lamentarme?
Viví la vida sin control, sin orden, sin metas.
Ya a medio camino me encuentro, y de golpe, siento un rebrote de emociones que alimenta mi esperanza, quizá llegue pronto a mi destino.