Recuerdos vividos me acompañan en cada paso, que desmesuradamente sin pensarlo, se funden con mi realidad. Y en este estado que alude mi retorno, se que ya no camino en aquel bosque, sino que camino sobre mis viejas huellas, que sin sentir vergüenza, a corregir mi pasado me han de llevar.
Se duerme el sol y la noche me espanta, y aunque solo y con un fulgor en el pecho no detengo mi andar, sigo firme ante los pensamientos macabros que en la oscuridad surgen, firme estaré frente a los demonios olvidados que adentrándome a lo oscuro se harán notar.
Demonios erguidos y confiados susurran su horrendo nombre, mientras que otros ansiosos y tenebrosos se inquietan por mi tenue lumbre que aún sin llegar tan lejos, perplejos los dejó estar.