Soy Su Princeso [Jensoo (G!P)]

¹

"Deseo que nuestras vidas tomen un mejor sentido".

—Rosé vámonos ya —escuchó la voz de su mejor amiga llamarla.

Se notaba cansada y algo frustrada. Era obvio que le hacía falta algo de emoción y relajación.

"También deseo que Jisoo encuentre al amor de su vida y sea muy feliz".

—Ya voy Jisoo.

Suspiró una última vez y cerró sus ojos observando aquella supuesta mágica fuente de la que le hablaron los ciudadanos del puerto.

Ambas amigas habían viajado a Estados Unidos, por cuestión de negocios, pero decidieron que en su día de descanso harían un poco de turismo.

—¿Qué tanto estabas haciendo?

—Nada, nada. Solo estaba pidiendo unos cuantos deseos —sonrió.

—Esas cosas no son reales Rosé. No creas todo lo que te dice la gente.

—Claro, el día que conozcas a la mujer de tus sueños, me agradecerás por considerarte.

Jisoo bufó.

—Es muy difícil encontrar a alguien que cumpla mis expectativas y caprichos.

—Si ya sé que te gusta que te dominen —rodó los ojos— Lo dices todo el tiempo.

—N-No es verdad, solo me gusta que sean de carácter fuerte e independientes, ya sabes, firmes con lo que piensan y sin miedo a conseguir lo que quieren —corrigió—. Quisiera conocer a una mujer que pueda ser tierna, pero que también sea una fiera muy peligrosa.

La australiana rió.

—Todas las mujeres de carácter fuerte y rudo siempre te terminan rechazando por tu paquete entre las piernas —rió.

—Por eso ya me resigné —continuó con su caminar hacia el restaurante al que se dirigían—. No he conocido a alguien que logre llenar mis deseos.

—Tal vez esperas demasiado. Podrías darte la oportunidad.

—Tú mejor que nadie sabe porque mis relaciones no duran en lo absoluto —se cruzó de brazos molesta—. Simplemente no hay nadie que me haga sentir nada.

—Jisoo, es que tú tienes gustos muy raros —le explicó acomodándose en una asiento.

—¿Qué quieres decir? —frunció el ceño.

—Esperas que tu pareja te tenga en la palma de su mano, te gusta ser una gobernada. Casi casi pides que te ordenen todo y te recompensen.

—No son gustos raros, tú los haces sonar raros. Si no les parece a mis citas, es porque no somos compatibles, no son mi tipo.

—Rara.

Su mejor amiga simplemente soltó carcajadas cuando vio a la pelinegra fruncir su ceño murmurando un par de cosas.

—Cada quién tiene sus gustos, respétalos.

—Y los tuyos son tan imposibles —volvió a molestar.