El Fin del Viaje

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Un beso, solo uno cambio todo, la joven Drina pasó de estar en un crucero para divertirse al típico crucero del amor, pero este crucero sería todo menos típico. En aquella barandilla de aquel barco Drina estaba con ese joven, Peter Aland alguien de una bondad única, Drina se sentía enamorada, se sentía invadida por un sentimiento que no tenía desde su dolorosa separación del padre de Cristal. Estaban esos dos jóvenes juntos, lado a lado, parecían ya una pareja única, pero la verdad aún no eran una pareja. La joven Drina con sus mejillas más rojas que nunca se asusta pensando que quizás no debió aver permitido ese beso, el joven Aland sin comprender dice:

- ¿Pasa algo Drina?

-No, bueno, sí quizás esto es muy rápido, apenas y si nos conocemos.

-Se que sientes lo mismo que yo!

-No, no lo sé y tú tampoco, perdoname me tengo que ir, tal vez mañana nos vemos.

El joven sin poder decir una palabra, no sabe si está en un barco o en las nubes. Drina camina con un rostro que es de una enamorada y a la vez de preocupación y temor ¿Es esto posible?

Drina llega a su camarote, es decir fue a su habitación en el Trasatlántico una vez aquí suspira y vuelve y se retira esta vez va a buscar a Emma. En la puerta de su camarote la llama y está sale con la joven Cristal en sus manos. Drina está más alegre que nunca coje a su hija en sus brazos y entra a la habitación de Emma y conversan sin parar durante casi una hora, todo para que Drina pudiera comprender si hacía bien o quizás no.

Al día siguiente Drina estaba ahí, sentada en aquella silla, en esa cubierta esperando que alguien, no alguin sino él, el joven Aland ella estaba... Digamos decidida. El joven Aland despierta como se durmió pensado en la joven Drina. Falta más de la mitad del viaje a pesar de esto ambos jóvenes, quizás enamorados o quizás necesitados de cariño en mi opinión eran ambas. Pero estarían unos días, 5 exactamente jugando al ratón y al gato con miedo del rechazo, quizás temían el uno del otro debido a que solo había un beso entre ambos solo un beso, ¿pero esto bastaría?

Era media noche Drina estaba en la piscina sentada en su borde izquierdo. Pocas personas en el salón estaban, Emma junto a Drina conversaban, pero de pronto Drina da un ligero grito, esta había sido lanzada a la piscina o mas bien arrastrada. Quien más sería, era Peter. En traje de baño a juego estaban ambos jóvenes, esto por pura azar, Emma asustada busca mirando a la piscina a Drina pero está sale del otro lado con Alan y no se puedo evitar oír en la piscina un grito de Drina:

-Que romántico Aland!!!

-Lo siento, por primera vez actúe sin pensar.

-La verdad no me puedo enojar.

Una sonrisa iluminó el rostro de ambos, miradas fueron intercambiadas entre ellos, miradas románticas. Emma desde el otro lado miraba y no quería interrumpir el momento de su buena amiga. Drina coje la mano de Aland y ahí podemos decir que sus vidas se entrelazaron para siempre. Pasaron dos días, los dos últimos del viaje. Estaba en su línea de visión la costa francesas. Bajaban por una rampa desde el Trasatlántico, una joven a su lado y de su mano un joven estos eran Drina y Aland el que llevaba en sus brazos a la joven Cristal. Sonrisas de amor inundaban sus rostros tras ambos estaba Emma feliz, su amiga era feliz al fin o al menso lo era por el momento, un viaje cambio su vida, un barco cambio su vida la joven Drina regresaba a dónde había nacido y dónde permaneció un tiempo. París esperaba a la nueva paraje, la ciudad del amor era suya.

La Hermanos Kanfrank: El Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora