Capítulo 9

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Amaneció. Tay se revolvió en la cama y se levantó al instante. La ausencia del calor de Neo fue como un duro y frío golpe que hizo que reaccionara bruscamente.

Miró alrededor de la habitación. Por los rayos del sol que se colaban a través del velo de la ventana calculó que se acercaba el medio día. No oía nada, salvo su propia respiración.

¿Estaba solo? ¿Dónde estaba Neo?

Se levantó perezosamente de la cama y se estiró, bostezando al mismo tiempo. Le dolía un poco el cuerpo. Sonrió al recordar las actividades de la noche anterior. Nunca en la vida se había ido con un completo desconocido a un hotelucho para tener sexo sin más ni más. Dios, al parecer estar en la treintena lo había vuelto más osado.

Caminó lentamente hacia el baño con la esperanza de ver a Neo en su interior, pero para su sorpresa el baño estaba vacío. Se encargó de sus asuntos mañaneros y luego se lavó las manos y su cara, notando cuando vio su reflejo en el espejo que aún conservaba ese brillo rosa que su rostro tomaba después de una buena sesión de sexo.

De pronto un pensamiento vino a su mente, salió del baño y fue directo hacia el intercomunicador de la mesita de noche, levantándolo rápidamente. —Buenos días. ¿En qué podemos servirle? —preguntó la recepcionista al otro lado de la línea.

—Buenos días, quisiera preguntar si el caballero que entró conmigo anoche no dejó algún mensaje para mí.

Luego de unos segundos la mujer le contestó: —No señor, el caballero salió a eso de las siete de la mañana y pagó la cuenta en efectivo. Por cierto, él ha pagado la habitación por todo el día de hoy. ¿Se le ofrece algo más?

Tay sintió que se le helaban las tripas, pero al contrario de lo que muchos creerían gracias a su aspecto frágil y pequeño, no era de tristeza, no señor, era a causa de una profunda y furibunda ira que comenzó a hacer erupción en su interior. —No, gracias. —Colgó con mucha más fuerza de la requerida el intercomunicador haciéndolo crujir.

Tay se volvió y le pegó un puñetazo a la pared con tal fuerza que había hecho que sus dedos traquearan. Probablemente se había hecho daño, pero en ese preciso instante le importaba una mierda.

¿Qué se había creído Neo para follárselo y luego simplemente largarse?

Tranquilizándose un poco trató de pensar, cuando era presa de la ira era algo que no podía hacer con mucha facilidad.

Bueno, era cierto que se había comportado como una puta al invitar a Neo a pasar la noche con él sin más ni más. También el sexo había sido alucinante, pero no tanto como para comportarse como una ingenua mujer y hacerle una escenita a Neo ahora en la mañana.

No, él era un hombre de treinta años, independiente y dueño de su vida y además de su propio negocio. Nunca se rebajaría a rogarle a nadie. Ni siquiera al tipo con el que había follado como si no hubiera un mañana.

Neo definitivamente era un completo imbécil.

Satisfecho con la conclusión a la que llegó, Tay fue al cuarto de baño a ducharse y prepararse para irse. Su mano parecía estar bien, solo un poquitín magullada.

Una vez estuvo vestido prendió su celular. Dios, Gun le había llamado no menos de treinta veces. Decidiendo no llamarlo sino ir directamente hacia su casa, caminó hacia la puerta y revisó la habitación una última vez esperando encontrar algo que hubiera pasado por alto.

Notando una pequeña hoja blanca al lado de las sábanas caídas por un lado de la cama, caminó hacia allí, se agachó y la recogió.

Era una nota de Neo.

Sweet Nightmare ~ OffGun (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora