—Entonces, ¿tuvieron su reencuentro fogoso o es un vejestorio depresivo ahora? —preguntó la rubia tan sólo di un paso en la cocina.
—¿Tú que crees?
Subió las cejas mientras le daba gran sorbo a su café.
—Te escuché anoche —mencioné tirándome a su lado.
—Y yo a ti —devolvió.
Entrecerré los ojos.
—Estoy bastante segura que eso no ocurrió. ¿El tío ya se levantó?
Sonrió con gracia, revisando su celular.
—No, por supuesto que no. Tienes todavía un par de horas para sacarlo sin que nadie se entere.
Le tiré con el sobre de edulcorante que había cerca.
—¿Corriéndome tan rápido, Ali?
—No te ofendas. No es en tu contra. Es que Megs no tiene tanta suerte.
La empujé con el codo, Grimm todavía colocándose el buzo de la noche anterior se acercó hasta la barra. Sus brazos pasaron desde mi espalda, apretándome contra su pecho. Vi a Ali con un poco de terror, en opuesto, ella subía su perfilada ceja con una mueca divertida. Maldita sádica. ¿Estaba abrazándome seriamente o seguía drogada? Vaya duración que tenía, le daría más crédito al dealer la próxima vez.
Al soltarme, levanté mi cabeza para ver su expresión y entender un poco toda esta mañana singular que estaba teniendo. Sus labios me atacaron a mitad de camino, dándome un corto beso rápido.
Me tiré hacia atrás más confundida mientras él intentaba alcanzar la cafetera que estaba del otro lado de la barra. Le hizo un asentimiento a Ali con la cabeza.
—Tiene suficiente suerte de que no nos vio anoche —le respondió Grimm.
—Eso dicen... Yo ni siquiera creo que Matt sea tan ignorante de la realidad como creen, lo subestiman.
¿Alguien podía ayudarme a respirar?
—Probablemente —se burló Grimm—, pero imagino que con ustedes dos debe estar acostumbrado a ignorar cosas.
La rubia entrecerró los ojos.
—No estés celoso.
Sonrió de lado con gracia, Grimm, sentándose en una banca a mi lado.
—Sólo pido los detalles para después del desayuno, sólo eso, comer en paz —murmuré observado fijamente mi café.
La rubia saltó de salvavidas una vez más.
—Gritaré para despertarlo, no se metan conmigo.
Se me escapó una leve risa.
—Ese buen humor —comentó Grimm, mirándome fijo de repente.
—Primer día libre de instituto, me siento en el cielo —respondí relajadamente.
—¿Sí? ¿Grandes planes? Supongo que sí, es el último verano donde vas a estar con todos tus amigos, antes que se separen para la universidad. Matt y yo hicimos un desastre en nuestro último año, los profesores nos odiaban. Pero fueron las mejores vacaciones que tuvimos.
—¿No fue eso hace como una década atrás? —molestó Ali en una segunda salvada épica.
—Graciosita —devolvió Grimm—. Me enteré hoy tienen el último partido de Lacrosse, ¿van a ir? —Fruncí el ceño—. Mi hermano juega en el equipo —aclaró.
Asentí. No, ni muerta iría.
—Tenía la esperanza que fuéramos juntos, si ibas a ir.
Me atraganté con el café, su mano inmediatamente fue a mi espalda golpeando suavemente en un intento de ayudar.
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Infierno.
RomanceMaldito hijo de puta y esa intensa dedicación de hundirme hasta mi fin. Joder conmigo, que huía a Infierno y prendía el mechero, ¿no era algo retorcido e irónico? Pero si la vida era una mierda, ¿qué importaba arruinarla un poco más? Su intensidad s...