No es así

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#Narra Saint#

Nunca había creído en la absurda historia de amor que mostraban en las películas, mis papás eran un claro ejemplo de que todo era una mentira. Hasta que experimenté una de las sensaciones más bonitas del mundo. O eso creí...

Hace muchos años mis padres me habían llevado a un evento, estaba totalmente agotado por las fotos y entrevistas y decidí salir al patio, esa noche conocí a Perth.

Los dos comenzamos a hablar y las horas pasaban sin que nos diéramos cuenta, él vivía muy cerca de mi casa así que me invitó a jugar con él y con sus amigos. Yo acepté porque en verdad él me caía bien y yo no tenía amigos.

Cuando nos despedimos él me pidió mi correo, prometió escribir cartas todos los días y una sensación extraña envolvió todo en mi interior. No había sentido esto antes, tal vez solo estaba feliz de haber conocido a alguien.

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Habían pasado semanas, y mis papás nunca tenían tiempo para mí así que no podía salir a jugar sin permiso de ellos, sin embargo, Perth me escribía cartas y poemas muy bonitos todos los días sin falta, siempre me decía que esperaba con ansias poder verme otra vez.

Por fin llegó el día en el que iba a ver a Perth e iba a conocer a sus amigos, esa tarde fui a su casa y ahí estaban ellos jugando, pero cuando llegué todo el ambiente cambió  y sus amigos no me miraban con buena cara, aún así intenté acercarme.

Sin que yo lo imaginara mi padre se encargó de investigar quienes eran los padres de esos niños, resulta que desde ya hacía unos años la compañía de la cual era dueña mi familia se había encargado de llevar a la quiebra a la empresa de los abuelos de Perth.

Hizo hasta lo imposible por convencerme de que ese niño solo se acercó a mí para vengarse y que ahora sería bueno conmigo y luego terminaría lastimándome. Yo no podía creer en todo eso, estaba feliz de tener a Perth y sabía que él era incapaz de hacerme daño.

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Yo le escribí una hermosa carta a Perth, en ella le confesé mis sentimientos, e intenté aclarar las cosas diciendo que el pasado no tenía porque afectarnos, yo no quería solo enviarle la carta así que lo cité y le pedí al chofer que me llevara.

Cuando lo vi yo no podía dejar de sonreír, y comencé a tener una risa nerviosa, yo le di la carta lo abracé y le pedí que no la viera antes de que yo me vaya, si él también sentía lo mismo me enviaría una carta después.

Al pasar de los días, todo lo que me dijo mi padre había comenzado a ser verdad para mí, aunque revisaba mi correo todos los días no había una sola carta de Perth, había llorado todas y cada una de las veces que pensaba que fui un tonto al creerle. Y así fue como dejé de creer en el estúpido amor.

#Narrador Omnisciente#

Saint estaba verdaderamente nervioso mientras escribía la carta, pero estaba seguro de lo que sentía y nada podría interponerse a eso. Bueno eso pensaba él.

Bajó a la cocina cuando escuchó que su madre lo estaba llamando para comer, y alguien entró a su habitación y vio la carta en un sobre que aún no estaba sellado. Rápidamente se encargó de redactar otra, la cargó en un sobre igual y la dejó sobre el escritorio.

Saint se alistó porque ya casi era hora de su cita con Perth, agarró sus cosas y salió corriendo , pero tomó el sobre que contenía la carta equivocada. Cuando llegó solo le entregó el sobre y lo abrazó, no tenían mucho tiempo así que le pidió que lo abriera después.

Perth estaba muy emocionado, estaba casi seguro de lo que diría la carta, sin embargo, grande fue su decepción cuando la leyó y sus lágrimas comenzaron a corres por sus mejillas, jamás se le pasó por la mente que esto pasaría.

Decidió irse a otro país porque estaba verdaderamente dolido por todo eso, sentía que no podía con tanto, pero el destino le jugó en contra otra vez y el avión en el que iba terminó cayendo al océano. 

Los años pasaban y el dolor que sentía Saint ya no era tan fuerte, el chico había quedado como un mal recuerdo y ya, pero la vida se encargó de hacer que se encuentre con esos niños que eran los amigos de Perth.

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#Narra Saint#

Cuando abrí los ojos una luz blanca muy intensa me obligó a cerrarlos nuevamente, sentí que algo pesaba encima de mi mano, y cuando miré me di cuenta de que era Zee.

- Que carajos estas haciendo?- saqué mi mano bruscamente- y que hago aquí?.

-Saint que bueno que estés bien- había mucha preocupación en sus ojos- yo, no quise dejarte solo, tu te desmayaste y...- él iba a continuar pero lo interrumpí.

- Ya recordé lo que pasó- dije en un tono más abajo- por favor sácame de aquí.

-Bien, ahora llamo a la enfermera- yo lo tomé del brazo antes de que saliera.

-Si alguien más sabe que pasé la noche llorando en tu hombro, puedes declararte hombre muerto- le dije ya que no quería que nadie sepa que pasó.

-Humm-asintió- tranquilo nadie más lo sabrá- él salió y yo alcancé mis cosas para irme.

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#Narra Zee#

Nunca me había preocupado tanto por alguien, vi el lado más vulnerable de Saint después de que todo este tiempo me había tratado como si me odiara. y yo solo quería protegerlo.

Salimos del consultorio y fuimos a una plaza lejos de la universidad, lo llevé en mi coche y en todo el viaje él no dijo nada. Lo miraba de reojo y se notaba serio pero sus ojos demostraban tristeza.

Cuando llegamos nos sentamos juntos y yo pedí algo para que él pudiera comer, llevaba varias horas sin ingerir nada de azúcar.

- Gracias- lo escuché decir en voz baja.

-Está bien debes comer- le alcancé un par de cubiertos.

-No hablo de la comida- vi que soltó la cuchara y lo miré a los ojos- gracias por estar conmigo, no sabía que era tan débil- él bajó el rostro pero yo lo tomé del mentón.

-No eres débil- hice que me mirara- solo estás triste y lloras ,eso está bien.

-Pensé que me odiabas, te he tratado muy mal todo este tiempo- él volvió a tomar sus cubiertos.

-No te guardo rencor, además no iba a dejarte abandonado en medio del pasillo- también tomé un par de cubiertos- aparte sé que me tratas así porque en el fondo te gusto mucho, créeme no me voy a rendir contigo bebé, sé que algún día serás mío.

-Ya vas a empezar con tus tonterías- él solo sonrió- deja de ser tan coqueto, eso no va a pasar.

-Si fallo en mi misión de tenerte de novio, por lo menos sé que te hice sonreír- él desvió la mirada- sonríe, que aunque tú si me odies a este idiota le gustas mucho más con esa hermosa sonrisa.

-Eres un idiota- lo miré y fingí una carita triste- hmm pero no te odio- me miró a los ojos.

A corazón abiertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora