En algún lugar de Daegu 1993
Mi agonizante dolor fantasma sigue siendo el mismo...
Hace varios días que no me estoy sintiendo bien. Voy a culpar a la comida de Linah, pero sería injusto, ella cocina como si el propio Creador haya puesto sus manos en la comida ¡No! Hasta sueno como ella. Esto es grave, esto es muy grave.
Me cuesta el doble salir de la cama. Siento mi ropa pegada a mi cuerpo.
Quizás en la noche tuve fiebre, ¿habré tenido alguna pesadilla? No puedo recordarlo.
En apenas unos días cumplo la mayoría de edad, no es que quiera hacer algo, es que aquí, no se puede hacer mucho. De hecho no se puede hacer nada.
Pienso todos los días de mi vida qué tan mal tomaría Linah el hecho de que deje el pueblo.
Aquí tenemos reglas demasiadas estrictas, según Linah nos sirvieron para mantenernos a salvo. Creo que exagera.
Lavo mis dientes y me encamino a la cocina a ayudarla con el desayuno de los chicos. Hoy en día tenemos a dieciocho Omegas viviendo con nosotros, mal que me pese el más grande aquí soy yo y a mi edad es muy difícil ser adoptado, tampoco es que quisiese. Ya desistí de eso hace muchos años. No se siente bien ser rechazado, lo hicieron por más de diez años. He visto a todos irse menos yo. Linah dice que el Creador tiene mejores planes para mí, sé que lo dice para consolarme y hacerme sentir mejor.
Ella está revolviendo la olla donde prepara la leche, a veces tÉ, dependemos mucho de las donaciones.
Linah me mira y yo me acerco besar su cabeza.
-¿Cómo estás hoy?
-Mejor -miento. Abro la puerta del horno y saco la bandeja llena de rodajas de pan.
Como son muchos para el desayuno optamos por tostar el pan el horno. Es más rápido y el pan queda muy rico. A veces le ponemos condimentos, pero como hoy es para el desayuno no le agregamos nada.
Linah hace hasta el queso casero, las mermeladas. Todo lo aprendió de su pueblo natal.
De fondo de escucha los niños pidiendo el desayuno. Golpeando con las tazas de plástico la mesa.
-Eso se lo enseñaste tu, -reta con la cuchara de madera apuntándome.
Es nuestra madre aunque no lo sea. Es la única que tengo, no conocí a mi familia biológica. Ella proviene de un país de Europa del que jamás habla. Ella jamás habla de su pasado. Dice que a ese lugar no va a volver. Y no sé si lo dice de forma metafórica o de verdad jamás va a volver allí. No me atrevo a preguntar, ya que es otra regla que hay que cumplir a rajatabla.
Su pronunciación es muy mala. Hay consonantes que no puede pronunciar o algunas las pronuncia de manera exagerada. Cuando se enoja no se le entiende una mierda. Yo logré descifrar sus insultos, basado en años de práctica.
Ella sigue enojada por nuestra última conversación es impresionante el poder que tiene en mí, ya que soy yo el que se siente culpable.
Abro el horno y acomodo las tostadas en unas bandejas de mimbre y las llevo a la mesa, los omegas me vitorean.
Son tan lindos, me acuerdan tanto a mí cuando tenía su edad, pero por alguna razón siento lastimas por mi mismo; desearía ocultarme y abrazarme a mi mismo o que incluso alguien me diga que todo estará bien, a veces ni siquiera Linah puede consolarme.
Vuelvo a la cocina y Linah insulta.
Lleva su dedo a la boca, me acerco a ella.
-No es nada, hijo. no deja que la toque una señal de que sigue careada conmigo. No entiendo o mejor dicho la entiendo; la entiendo a la perfección pero no podré quedarme en este lugar el resto de mi vida, o sí? ¿de veras podría hacerlo?
-Déjame verte, ¿Por qué sigues enojada?
-No estoy enojada -responde al instante sin mirarme.
-¿No? ¿Segura? -Se aleja, va al grifo y pone su dedo bajo el agua limpiándose la sangre.
Niega con la cabeza y está tan ofuscada.
-Si entendieras lo peligroso que es... -niega con la cabeza embuida en su pensamientos, pero no dice más nada que eso.
Me rasco la cabeza un poco fastidiado, por ver hacia va otra vez la conversación.
-Lo sé, Linah. Yo solo quiero estudiar en el pueblo vecino. En unos días cumplo la mayoría de edad.
-Eres un omega, Jungkook, esas leyes no rigen para ti -dice de manera cruel lastimándome. Aunque tiene razón. Aprieto mis labios y alejo de ella-. Perdóname, hijo.
-No hay nada que perdonar. Es la verdad.
Trago saliva intentando poder tragarme sus palabras, que estas no me afecten, que nada de lo haga y diga me afecte pero no lo consigo.
Mis piernas flaquean y caigo de rodillas al suelo. Todo me da vuelta y quizá sea que todavía no he desayunado, las palabras de Linah. No lo sé.
-Hijo -ella se agacha y se pone a mi altura intentando levantarme
Hijo.
Hijo.
Hijo.
La voz de Linah desaparece, no así su rostro.
Ella aparece apoyada en la cocina, con una sonrisa enorme en el rostro. Es la sonrisa más hermosa que haya visto jamás. Su pelo lacio le llega hasta la cintura y emana su suave olor a cítricos. Me guiña un ojo para luego tirarme un beso, aletea sus largas y espesas pestañas y mi corazón se derrite de amor.
Ella viene a mí, ella siempre vuelve a mí.
.......
Creador: equivale a Dios.
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HASTÍO
FanfictionJungkook se crió con muchas reglas en su vida para sobrevivir. La principal: Jamás tener contacto con ningún Alfa. Ni siquiera nombrarlos a la pasada. Jamás se debe hablar de ellos. Todo cambia cuando enferma y el único médico en el alejado pueblo...