~ JUNGKOOK DOS ~

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Jungkook



—Debemos hacer que venga el médico del pueblo. No puede seguir así. —Escucho la voz de Linah, pero mis párpados pesan y no puedo abrir los ojos; siento que mi cuerpo recibió una golpiza una dura donde me duele hasta el más mínimo de los movimientos. Mis labios se sienten secos y algo cuarteados. 

Aspiro en profundidad y confirmo que estoy en mi cuarto, el aroma de Linah se intensifica solo cuando está enojada y se que ahora lo está. Deseo que no sea yo el motivo, pero a quién quiero engañar. Sé que soy el motivo.

—El médico estaba enfermo, Linah —Ahora es la voz de Nam. Se siente tan rendido en aquello que dice como queriendo convencerla de algo que para la terquedad de Linah es imposible.

—¿Me estás diciendo que nos dejaron sin médicos en el pueblo? No pienso llevarlo a otro lugar. Mira si nos pasa algo en el camino, mira si le hacen algo. Ve al hospital y dile ese malnacido tiene que venir a ver a mi hijo, porque va a hacer lo último que haga —Linah realmente está enfurecida. Su aroma se hace cada vez más fuerte, su tono de voz. Si pudiera abrir los ojos confirmaría que está apretando la mandíbula y haciendo ese gesto con la mano que tanto la caracteriza.

—Yo estoy bien. No exagere —digo, pero la voz me sale más ronca de lo que pretendía. Abro los ojos por primera vez y la veo a los pies de mi cama con el pobre de Nam con la cabeza gacha.

—¿Has oído lo que dice este chiquillo?. —se dirige al beta—.  Se desmayó en la cocina, en mis pies y me dice que no exagere. Ve, Namjoon a buscar al médico. No vuelvas hasta que no me traigas un médico —amenaza.

Namjoon se retira y me dedica una mirada complaciente porque sabe lo que me espera. Un sermón interminable el cual no quiero escuchar.

Ella es muy efusiva para hablar. No solo usa su boca, sino también todo su cuerpo. Sobre todo sus manos y no deja ningún músculo facial sin mover. Utiliza sus más de cuarenta que tenemos en el rostro.

Jamás ha tenido malas intenciones pero es una mujer demasiado terca, es tan obstinada. Es muy difícil lidiar con ella cuando se le mete algo en la cabeza.

—Estas encubando algo. Estoy segura —viene a mí y apoya sus labios en mi frente-. Estas volando de fiebre —expresa exageradamente. Voy a buscar unos paños fríos para ponerte hasta que Nam venga con el médico, más le vale que sea rápido porque lo mato.

—Estoy bien, Linah —intento tranquilizarla pero no me sale. Me queda mirando como queriendo decir algo pero no lo hace. Tengo la vista cansada y rompo el contacto visual.

Niega con la cabeza y dibuja una sonrisa apenas visible, sale de la habitación sin decir nada más.

Y como siempre no tengo voz ni voto como el Omega que soy.

HASTÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora