Capítulo Uno.

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Mi alarma me despertó.

Sentía como si acabara de llegar de un largo viaje. Eran las seis treinta de la mañana. Me quedé tumbada en mi cama por unos minutos, hasta que me pare para comenzar a hacer el desayuno para mí hermano Naruto y para mí. Me dirigí a la cocina y comencé a preparar un poco de verdura, pues se me había olvidado comprar los ingredientes para el ramen de Naruto.

—¡Naruto! — le grite desde la cocina — ¡Naruto! — Volví a gritar.

Me desesperé y me dirigí hacía su cuarto, cuando entré, pisaba con cuidado. Su cuarto era un basurero. Le quite la manta y lo jale mientras le gritaba.

—Ya cállate, eres muy escandalosa, dattebayo.

—Naruto, llevo rato gritándote, ¿Qué acaso no piensas desayunar?—Le pregunté mientras le daba un ligero golpe en la cabeza.

—¡Ay, por favor, Myoko!, ¿En serio me darás verduras en lugar de darme un poco de ramen?—Suspiré ante el reclamo de Naruto.

Trabaja en la gran casa Hyûga hasta tarde, así que por mucho que Naruto me reclamase por las verduras, era lo único que le podía dar en ese momento; al menos, lo consideraba como una ayuda para poder solventar nuestros gastos, o al menos hasta que nos graduáramos de la Academia Ninja, lo cual era en un solo par de días y tanto Naruto como yo, seguíamos sin pasar el examen de graduación. 

Naruto y yo tomamos nuestras cosas, tomé mi máscara y salimos rumbo a la academia ninja. 

Durante el camino nos encontramos a Kenji Haruno, Kiba Inozuka, Shikamaru Nara y Choji Akimichi, eran compañeros nuestros, pero Naruto se llevaba mejor con Shikamaru y yo con Kenji.

Llegamos a la academia ninja y comenzamos a tomar las clases, yo me quedé bastante dormida, hasta que Kenji me despertó de golpe; me desperté tan asustada que grité y todos se me quedaron viendo para después echarse a reír.

Me sonrojé — ¿Qué pasa? — pregunté, mientras agradecía el llevar puesta la máscara.

—Naruto se volvió a salir y cuando fuí al baño, escuché que pinto los rostros Hokages.

—¿Otra vez?

—Sí, ya tiene como una hora mínimo.

—Es un idiota. Es más, estoy seguro que ambos Uzumaki son un par de idiotas — anunció Sasuke Uchiha metiéndose a la conversación. Ese fastidioso se la pasaba molestándome cada tanto. Su hermana solo se quedó cruzada de brazos.

—¿¡Disculpa!? — pregunté mientras me levantaba de mi asiento.

Kenji me sostuvo de la cintura para poder evitar que me fuera a pelear con el Uchiha. A veces odiaba la fuerza del Haruno al momento de sostenerme, pues solía ser demasiada para mi pequeño cuerpo de 1.36.

—No hagas una locura — susurró Kenji.

—¡Pero...! — me quejé.

Kenji me miró y me soltó, me senté y esperé a que Iruka-sensei regresará. No tardó mucho, cuando llegó, tenía amarrado a Naruto con unas cuerdas.

—Yo ya estoy harto de esto Naruto — le reclamó Iruka-sensei — tú fallaste en tu examen de graduación, la vez anterior, y la vez anterior a esa. Mañana tendrás otra oportunidad y estás desperdiciándola de nuevo — Naruto bufó —¡Y porqué tú fallaste Naruto, todos tendrán que repasar el jutsu de transformación! — todos nos quejamos ante eso.

Todos pasaron de uno en uno, con Naruto, bueno, él hizo su famoso jutsu sexi, e Iruka-sensei se molestó bastante con él. Mi turno llegó, pase justo después de Hinata Hyūga, por poco me fallaba aquel jutsu, pero era el que Naruto y yo teníamos más preparado. Después de clases, Iruka-sensi se llevó a Naruto para que él limpiará la pintura de los rostros Hokage. 

Myoko UzumakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora