6.- Tengamos un bebé

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— Rong-er, tengamos un bebé.

A Qi Rong le dio un tic en el ojo con las palabras de Lang QianQiu. Sabía que había sido una mala idea dejarlo beber demasiado porque ahora estaba diciendo tonterías cómo esa. A duras penas podían mantenerse a flote sin Gu Zi en este mundo, ¿qué iban a hacer con un bebé?

— QianQiu, somos hombres. No podemos tener un bebé— dijo el fantasma.

El dios, sin embargo, ya había contemplado ese detalle en sus planes.

— Podemos adoptar— dijo—. A Gu Zi le gustará la idea de tener un hermano… o hermana.
— Tu resistencia al alcohol es lamentable— se lamentó Qi Rong.
— Rong-er, quiero criar un hijo junto a ti desde el principio— dijo Lang QianQiu con tono lastimero abrazando al mayor, riendo levemente—. Creo recordar algo que dijo mi maestro, sobre unas pastillas…
— ¡Ni se te ocurra continuar, Lang QianQiu!

El dios se echó a reír cerrando los ojos, apoyándose completamente en el fantasma hasta el punto en que Qi Rong se vio obligado a cargarlo en brazos para llevarlo a la cama.

— QianQiu, estás borracho— dijo, recostando a su pareja en la cama—. Ahora duerme, y mañana olvidarás que tuvimos esta conversación.
— Quiero una niña— dijo Lang QianQiu aferrándose a su idea—. Quiero una niña que tenga tus ojos, será una niña hermosa a la que enseñaremos las artes de Xian Le y Yong An. La prueba viviente de que ambos reinos habrían podido coexistir en armonía…
— Detén tu basura— le interrumpió Qi Rong llevándose una mano a la cara—. No le mencionaremos nuestros reinos a Lixue. ¿Quieres que tenga que cargar con saber que tus ancestros destruyeron a los míos? ¿Quieres que sepa que yo orquestë la muerte de tu familia? Gu Zi no sabe nada de eso y es feliz así que…
— ¿Cómo la llamaste?

Qi Rong se detuvo en seco, cayendo en cuenta de lo que acababa de decir. ¡Había admitido que pensó en un nombre para una criatura que no existía! Eso equivalía a admitir que había empezado a considerar esa opción.

Que sí lo había hecho, pero eso no venía a cuento ahora.

La antigua calamidad se cubrió la cara con las manos y empezó a llorar. Al escuchar sus sollozos Lang QianQiu se levantó de golpe abrazando a Qi Rong, arrepentido de haber puesto esa opción sobre la mesa. Estaba medio ebrio, claro, pero aún tenía suficiente consciencia para saber de lo que estaba hablando.

— Rong-er…
— ¡Se va a llamar Lixue y eso no está en discusión!— exclamó Qi Rong bajando las manos. Sus lágrimas caían por sus mejillas pero estaba sonriendo—. Va a estar a tu cuidado porque no quiero que tenga mi carácter de mierda y la vamos a amar tanto como a Gu Zi. Así que vamos a aprender a vivir en este puto mundo raro porque de ningún modo mi princesa va a estar aislada en una montaña. ¿Te quedó claro, Lang QianQiu?
— Como el agua.

Lang QianQiu sonrió besando a Qi Rong, quien le devolvió el gesto con felicidad. Todo lo que había anhelado era el amor de una familia, y finalmente lo tenía.

Sobreviviendo a la era modernaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora