𝘴𝘦𝘨𝘶𝘳𝘰.【Honeymustard/Cherryberry】

Apesta a ansiedad

Al jef- Papyrus, a Papyrus claramente le pasaba algo.

La casa estaba a oscuras, las ventanas con las cortinas cerradas, la poca luz artificial que el subsuelo tenía para ofrecer escondida detrás de la tela. Papyrus no las había cerrado para él, pero la verdad es que le daba tranquilidad que estuvieran así, no eran los tablones de madera de la casa del jefe, pero era algo.

Esta calma momentánea, desapareció para dar paso a otra cosa.

Papyrus estaba inquieto. Su magia pesada, agita y casi eléctrica en el aire. Pero en lugar de hacer... Algo, solo le había preguntado si quería ver la televisión. Extrañado por la pregunta, y ya viendo todos los posibles escenarios que su respuesta podía dar, bajó la cabeza y asintió.

Se sentó en el piso junto al otro que ya estaba en el sillón.

Lo miro de reojo, volteándose rápidamente para verlo con casi palpable confusión. Pero antes de que pudiera preguntar el porque lo miraba así, el otro ya tenía el control remoto entre sus manos. La luz repentina de la pantalla haciendo que cerrara sus cuencas. El contraste entre oscuridad e insoportable blanco siendo demasiado para sus pupilas cansadas.

Después de un rato finalmente se acostumbró a la luz y a los canales siendo cambiados una y otra vez, la inquietud volviéndose más pronunciada. La pierna a su lado había comenzado a moverse arriba abajo, de forma rápida. Le recordaba un poco a los conejos cuando se emocionaban o algo así y hacían algo parecido.

Pero de forma más prominente le recordaba al jefe. Casi nunca estaba con él para ver cuando hacia su deber como capitán de la guardia real, comandando monstruos y gritándoles con su voz fría y autoritaria. Esa mira de exasperación e impaciencia pasando por su ya furiosa expresión. Entonces, él cruzaría sus brazos y movería su pierna derecha de la misma forma. Que pasaba a continuación dependía completamente en la habilidad que tenia el monstruo para obedecerlo y hacer lo que sea que le hubiera pedido más rápido, o, obviamente, el ánimo de su jefe.

Ese movimiento nunca significaba nada bueno.

La sala ya apestaba a ansiedad, pero algo escucho que solo lo hizo peor, (Aparte del infomercial molesto en el que la televisión se había detenido.) Era el distintivo sonido de alguien mordiéndose las uñas.

En verdad no debería haber sido tan sorprendente. El ya había notado que este "Papyrus" no tenia garras, y aun así la imagen mental de su jefe haciendo algo que, 1: Lo hacía ver vulnerable y 2: Incapacitaba una de sus "armas" era casi impensable.

No se atrevía a mirarlo. (No mientras estuviera lo suficientemente cerca como para ser pateado.) Pero realmente no necesitaba hacerlo, estaba seguro de que esta versión de él estaba haciendo eso, el sonido exageradamente familiar por el mal hábito que el mismo tenía.

Claramente tampoco era una buena señal.

Una gota de sudor se formó en su sien, bajando. Sus pupilas se movían frenéticamente alrededor del lugar, silenciosamente concentradas en las escaleras que llevaban a lo que solía ser su- con mayor precisión, el de la versión de él aquí- cuarto. Se sentía patético por siquiera entretener la idea de escapar de vuelta, pero mayormente lo hacía sentir seguro, un poco más en control. Poder mirar una posible salida, aunque sabía que lo más probable que es que fuera suficientemente listo y bastante cobarde como para intentarlo (otra vez).

Se preguntaba que le haría su jefe cuando volviera.

Se acercó su brazo malo lo más discreto que pudo, aunque no creía que el otro lo estuviera viendo. Sus dedos delineando la grieta, casi sin tocarla, antes de presionándola de repente. Un poco de aire escapando su boca ligeramente abierta. El ardor del movimiento, incluso aunque sus garras no fueran tan filosas como deberían, era suficientemente doloroso como para ayudarlo a dejar de pensar sobre... Esas cosas.