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TaeMin


Tomó en brazos a Kkoongie y dejó que el pequeño gato se acurruacara tanto como quisiera en sus brazos. Apenas eran las cinco de la mañana, pero él debía empezar su día justo después de terminarse su taza de café. Su gato dormiría un rato más y eso le permitiría siquiera terminar de hacer algunos panes y Cupcakes.

TaeMin había decidido dejar de vivir con su padre después de que este se volviera a casar con la señora Chan. Estaban felices y en compañía del otro; él no quería ser aquel que les impidiera sentirse cómodos en la intimidad de su casa.

Cuando encontró en venta aquella pequeña casa de dos pisos, TaeMin no lo pensó demasiado y la compró tan pronto como pudo y con la ayuda de su padre. Le gustaba el lugar y se sentía demasiado cómodo. Los ahorros de su vida se quedaron allí y su negocio, y no estaba ni un poco arrepentido.

Dejó al pequeño gato volver a dormirse y bajó al primer piso, preparándose un café con leche antes que cualquier cosa. SeungMin y Jeongin llegaban a trabajar a las siete y para ese entonces, varios panes, Cupcakes y demás, estarían ya horneándose.

Aun así, ese día parecía uno de esos donde todo estaría demasiado tranquilo. No tenía entregas de pedidos listos y tampoco debía empezar a preparar los pendientes, lo cual era excelente.

Y excelente con precisamente una razón... Choi MinHo.

Sonrió cuando su móvil vibró en la mesa y la pantalla encendida le mostró su primera notificación del día. Ni siquiera debía ver esta para saber de quién era aquel mensaje.

*Buenos días, precioso. ¿Cómo amaneciste?*

MinHo había empezado a llamarlo de esa manera desde algún momento en el desarrollo de su relación. Precioso, bonito, ángel y demás, y aunque honestamente no se sentía completamente cómodo, solo porque no estaba acostumbrado a "salir" con alguien tan cariñoso y abierto con sus sentimientos. La vergüenza no era la misma que las primeras veces escuchando esos sobrenombres así que estaba bien suponía.

Tuvo que sonreír aún más amplio cuando un nuevo mensaje llegó al chat que tenía con MinHo en Kakaotalk, sin poder evitarlo, sonrojándose también porque Dios, MinHo era... demasiado.

*Olvidé decirte que llegaré una media hora tarde. Échale la culpa a mi odioso profesor de Anatomía. Nos vemos a las tres y no te olvides sonreír hoy también. Ten un buen día, Taem*.

Dios, MinHo era... demasiado.

—Tonto Choi MinHo —Casi susurró, sintiendo sus mejillas arder y su corazón retumbar inquieto en su pecho.

*Y tú concéntrate en tus clases. Puedo esperar media hora... Cuídate y ten un buen día también ti, Ming*.

Y con ese corto mensaje, él empezó su día. La panadería abría a las ocho en punto así que necesitaba tener todo listo para ese momento. Seungmin y Jeongin ayudaban y avanzaban muy rápido, pero habían recetas que le gustaba preparar a él mismo así que trataba de avanzar tanto como pudiera.

A las nueve en punto, con sus dos trabajadores ya presentes, el local se abría y ellos iniciaban así su trabajo. Seungmin y Jeongin se encargan de la atención en general mientras él estaba en la cocina, decorando unas pocas tartas más que debía colocar en exhibición.

Como lo predijo, ese día fue extremadamente tranquilo a comparación de otros días, pero dentro del local aún tenían bastante trabajo. Los clientes entraban y salían del local bastante seguido y mientras Jeongin atendía las mesas, Seungmin se encargaba de la caja, él se quedó en la cocina, preparando sandwiches, bebidas y aperitivos que estaban en su carta también.

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