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Capítulo 1





TaeMin


Había llegado a la conclusión de que era comprensible que nadie le entendiera, después de analizar solo un momento su comportamiento en los últimos meses. Comprendía también que debería haber podido disfrutar más de los últimos días libres que tenía, sin desear que se terminaran las vacaciones, pero no era así, porque TaeMin en esas vacaciones hizo mucho, pero nada fue suficiente. Tenía que estar en casa, con demasiado tiempo libre para poder pensar y eso era lo que no quería, pensar de más. Es eso lo que menos quieres considerando que no ha pasado mucho desde que tu madre murió. De todas maneras, no estaba seguro de cuánto duraba un duelo, pero algo en él le decía que lo suyo sería demasiado difícil de procesar. De psicología no sabía demasiado, pero lo que sí sabía y bastante era que no quería estar más en casa.

Aquel día finalmente empezaban las clases y estaba realmente tranquilo, y con tranquilo se refería a que por fin podría mantener su mente ocupada lo más posible y no sería más un ser que estaba triste todo el maldito día.

Desde que la desgracia se asentó en su casa empezó a suponer que la gente se compadecía de ellos; para ese momento, él ya estaba seguro de eso. Siempre buscando hacerles sentir bien y siempre tratando de no hablar de más frente a él; como si concluyeran que desde aquel incidente él no sería nunca igual y bueno, no los culpaba, pero quería alguna vez, no sé... Hacerles saber que no necesitaban más de su compasión, porque no la estaban pidiendo ni mucho menos la querían.

Sí, su padre y él habían pasado por un momento bastante traumático hace más de un año, pero estaba seguro que ella no quisiera que la gente los tratara con lástima, como si fueran a morirse de pronto.

Estaba en un punto en el que la resignación era lo único que le quedaba, porque no tenía otra opción y porque no pensaba tomar otra de todas maneras. Estaba demasiado cansado de todo, a pesar de solo ser un púber más.

Igual había sido su culpa que no confiaran en su juicio, creía. Papá y todas las personas que desafortunadamente tuvieron que presenciar o enterarse del proceso de aceptación de la muerte de su madre y su forma tan terrible de sobrellevarlo, se sentían siempre preocupado por él, pero eso no era tan importante ya... Taemin solo quería que empezaran a ver lo fuerte y valiente que era papá.

Pensaba que la escuela era su punto de escape y por aquello, cuando se había levantado esa mañana lo había hecho bastante tranquilo y sonriente para no preocupar a su papá, que había tenido que irse pronto al trabajo.

Desde que se habían quedado solo los dos en casa, TaeMin había tenido que tomar más responsabilidad de la que muchos niños a su edad tenían. Su hermano mayor había viajado hace tres meses a Japón por una beca que obtuvo en una universidad y su padre era simplemente demasiado torpe para cocinar, así que él tuvo que empezar a encargarse de eso. Una clase de cocina todas las vacaciones más los libros de infinitas recetas que había conseguido en la librería de la señora Kim, habían sido más que suficientes para que su nuevo interés por la cocina floreciera. Si su papá y él querían sobrevivir, definitivamente tenían que dejar de comer comida a domicilio; entonces se encargaría de que así fuese.

Ni bien pisó el colegio aquella mañana, la señora Park se acercó a él apenas le vio. Podía recordar perfectamente su sonrisa sincera, por eso cuando le sonrió aquella mañana solo pudo devolverle el gesto de la manera más sincera que pudiese, retribuyendo su gesto. Era una buena mujer y TaeMin agradecía que lo tratara como si fuera su propio nieto. 

—Buenos días, TaeMin. —Lo saludó la señora Park, con la mejor de sus sonrisas. Ella siempre le había dicho que la sonrisa era lo más importante en todo saludo y por eso regalar una en cada inicio de conversación era su complemento.

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