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Hyeon Yeong se acomodó la mochila en la espalda sujetando fuertemente las correas de ésta, justo en el momento en que sonó la campanilla y los alumnos en clase se alborotaron ansiosos por salir.

Una semana había pasado desde que inició clases en aquel instituto y eso era suficiente como para llamar tortura a estudiar, por mucho que le dijesen que era lo mejor que podría hacer en el mundo humano.

Prefería mil veces las clases en casa, con su padre gritando en exasperación, frustración e ira cada que ella no podía realizar alguna operación matemática o se le olvidaban las entidades de su país. Al principio realmente fue difícil aprender todo el sistema de enseñanza humano, pero después simplemente fingía no saberlo. Era demasiado gracioso y divertido ver al gran Son O-gong enseñando matemáticas y desesperarse cuando su hija no entendía. Las cosas en casa terminaban volando y golpeándose contra la pared.  Hyeon Yeong extrañaba eso.

Soltó una risita interna al recordarlo. Casi se le salía murmurar "eran buenos tiempos". Siempre le parecería una verdadera lástima no ser completamente un demonio o una deidad.

Salió del campus caminando con lentitud, diferente al resto de los chicos que se movían con frenesí en busca de huir del lugar. No los culpaba, era un infierno estar ahí, pero Hyeon Yeong estaba segura que se debía a los mismos estudiantes que el lugar era devastador.

Y lo comprobó cuando pasó por el parque cercano del instituto, aquel que estaba a unos pasos y donde los estudiantes se detenían a pasar el rato. Había un grupo de chicos formando un círculo y riendo, bastó echar un pequeño vistazo de reojo para saber que ocurría. Estaban molestando nuevamente a otro estudiante, el preferido del grupito de matones. Hyeon Yeong lo sabía muy bien, porque se trataba de nadie más que de su compañero de aula, aquel niñito tímido que se sentaba a su lado.

Se detuvo un momento a observar la escena. Tenía  nuevamente aquella molestia en el pecho y ese pequeño tirón que le decía que hiciera algo. Pero, se trataba de temas de humanos, ella no debía entrometerse por mucho que tuviese sangre de ellos. No era algo que la incumbe.

Suspiró con pesadez y se colocó los auriculares dejando a la música relajante reproducirse, entonces continuó su paso de largo ignorando a los humanos. Nunca había convivido con ellos como para intervenir o saber cómo actuar ante situaciones como esas.

Sus piernas continuaron moviéndose, pero la espinita que calaba su cuerpo y corazón seguían constantes.

Humanos, idiotas.

Pero continuó su camino, ahora con exasperación y estrés.

ㅡ ¡Oppa! ¡Oppa! ¡Mira aquí!

Ni siquiera les habría prestado atención, bastante concentrada en la música en sus oídos, pero el aura que emanan aquellas chicas era fuerte, aunque no comparado con el aura de tristeza solitario que era seguido por la multitud de estudiantes.

ㅡ ¡Te amo oppa!

ㅡ ¡Voltea oppa! ¡voltea!

Había gritos y susurros desde aquellas que querían llamar la atención del tan aclamado "oppa" hasta aquellas que charlaban entre sí sobre el nombrado.

ㅡ Oppa últimamente está muy triste.

ㅡ Ha cambiado mucho, ya no es el mismo.

Hyeon Yeong cerró los ojos hastiada, no sabía cómo había terminado caminando al costado del montón de chicas que chillaban por una persona y cargaban carteles con corazoncitos de colores.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2021 ⏰

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A Korean Odyssey 2 (¿La historia continúa?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora