❝ LAZO ROTO ❞
Su risa.
Su detestable risa.
Eso era lo único que Sana podía escuchar en ese momento, ¿cómo había sucedido todo aquello en tan solo segundos? Apenas Sana había llegado al departamento que compartía con su dichoso alfa, se preocupo, de un lado a otro, sus pies la llevaban de una pared a otra de la pequeña estancia, podía escuchar sus pasos sobre el suelo, e inclusive sentía que podía escuchar su respiración tan acelerada, y los latidos de su corazón tamborileaban en sus oídos, tan reales como escucharlo cerca del pecho de alguien.
En cuanto su alfa se había dignado a llegar, Sana se apresuro a acercarse a él.
Mark Tuan no era un alfa digno de admirar, o eso es lo que siempre había escuchado Sana, pero no creía en las palabras de sus amigos y conocidos, escuchaba cientos de rumores, unos más graves que otros, pero en especial era que siempre se creía un alfa superior a otros, pero por supuesto Sana no veía aquello en su alfa.
Siempre con sus ojos brillando por él, Sana se había acostumbrado a la presencia de aquel chico, sin embargo varios de sus amigos le intentaban advertir sobre él, diciéndole que lo mejor sería que se fuera alejando de él para siempre, pero Sana había hecho oídos sordos al respecto, es decir ¿por qué decían aquellas cosas? A los ojos de Minatosaki Sana, Mark Tuan era la persona más dulce y amable que había conocido en sus veintiún años de vida, y le agradaba a tal punto que no pudo evitar perderse en el amor por él.
Pero ahora... ahora simplemente quería aclarar las cosas, todavía la imagen de la chica con aquella marca tan fresca, tan reciente, permanecía vagando en sus pensamientos, y necesita aclaraciones.
Con una simple pregunta, había hecho a su alfa reír, ¿por qué se reía? ¿Por qué no podía parar de reírse? ¿Por qué esa risa se escuchaba tan burlona?
— ¿Por qué te ríes? – pregunto en apenas un hilo de voz.
— Creí que esto sería más difícil de decirte, pero – soltó una risa corta y la miro –, fue más sencillo de lo que imagine – su expresión cambio por una más seria –, Minatosaki Sana, ¿acaso no lo comprendiste cuando dejaste de sentirme?
Y allí fue cuando Sana sintió como su pecho se oprimía lentamente, sus ojos picaron al sentir las lagrimas aproximarse para salir, no quería llorar, ya había llorado, no más lagrimas, apretó sus puños, tratando de evitar el llanto.
— ¿Q-qué cosa?
— No lo hagas más complicado.
— No lo estoy haciendo complicado – se defendió mirando a su alfa, si es que acaso seguía siéndolo –, no puede ser verdad, no, no.
Mark rodó los ojos al escuchar aquello, Sana sabía que cuando hacía aquello solo significaba que estaba harto de escucharla.
— Por supuesto que lo complicas, pero te haré las cosas más sencillas, porque parece que tu pequeño cerebro de cacahuete no capta lo que estoy diciendo – se acerco un de par pasos hacía la omega –, no eres más mi omega.
Esas palabras han sido lo peor, podía escucharlas repetirse como en un eco vacío, sin fin, una y otra vez, mientras el nudo en su garganta se hacía cada vez más cerrado, trago grueso, y sintió como sus ojos a poco de soltar las primeras lagrimas, pero debería resistir, no se permitiría soltar una lagrima frente a ese alfa.
— ¿P-por qué lo hiciste?
— ¡Al fin lo comprendes! – sonrió ladino – Por un momento pensé que debería que remarcatelo con dibujos, y no me gusta ser tan específico de como lo hice, cariño.
— No me digas de esa manera – Sana se sorprendió a ella mismo al escucharse, pues no había rastro de tartamudeo alguno de su parte.
El alfa soltó una suave risa al escuchar eso.
— Será mejor que e vayas, traeré a mi omega aquí, para que vivamos juntos y felices – las mismas palabras que le había dicho a ella, solo que está vez ella no era su omega, ya no más, y está vez no era una invitación, la estaba echando del único hogar que ha tenido por casi un año, es tan horrible – Ve buscando otro lugar en dónde vivir.
— No...
— ¿Qué haz dicho?
— ¡Dije que no! – Sana miro al alfa a los ojos – No harás que me vaya de aquí.
— Será mejor que te largues, no quiero problemas, y eres uno de esos problemas, así que si no quieres que – Sana lo interrumpió.
— ¡Estoy embarazada!
El silencio se hizo presente en ese momento, Sana sabía que la furia la había obligado a soltar tal confesión, y esperaba que por lo menos con eso, pudiera hacer recapacitar al alfa, pero en cambio, la miro, esa sonrisa, las comisuras de sus labios levemente hacía arriba, esos ojos brillantes llenos de burla, y esa expresión de enojo levemente suavizada, y luego esa negación débil.
— ¿Y crees qué con eso te diré que te quedes? – Mark seguía sonriendo – No, eres la omega más idiota de todas, ¿sabes? Ni creas que voy a cuidar a ese engendro, ni a ti, te doy una semana para que busques otro departamento, y saques todas tus cosas de aquí, y será mejor que empieces rápido, no quiero verte por aquí más, ¿entendido?
Antes de que Sana siquiera diera una respuesta, Mark se fue de su vista, caminando hacía la entrada principal del departamento y cerrando la puerta con violencia, Sana tembló en su lugar al escuchar aquello.
Sus rodillas dejaron de soportar su peso y cayo con algo de fuerza al suelo, esperaba que no se dañará debido a aquel golpe, lo que menos quería era hacer daño a la pequeña criatura que esperaba, sus brazos rodearon su abdomen con delicadeza, apretándose débilmente mientras las primeras lagrimas escapaban por sus ojos y hacían su recorrido por sus mejillas, un sollozo salio de sus labios, ya no podía contener más su tristeza, se sintió tan espantoso.
Que un alfa rompa el lazo se sentía terrible, la separación, el desprecio, inclusive ese alfa al que llego a ver con ojos tan amorosos, se había transformado ahora en su peor pesadilla, ¿por qué había sido capaz de hacer algo como aquello? No lo podía creer, se supone que los alfas no son así, entonces ¿por qué ella tenía que enamorarse de un alfa tan cruel como lo es Mark?
Sus lagrimas caían sobre sus brazos, su cuerpo daba temblores pequeños, sus sollozos eran cada vez más audibles a su alrededor, los recuerdos tan felices que había pasado con ese alfa seguían uno por uno, parecía que su propia mente quería hacerle daño, y sin más no pudo contenerse, la sensación de extrañar, de añorar un abrazo de ese alfa, odiaba aquello, odiaba sentirse dañada, rota.
Sana ya no sabía si acaso llegaría a confiar plenamente en un alfa de nuevo, tal vez no lo haría, y sea como sea, trataría de salir adelante, esperaba un hijo, y al menos agradecía que aquel alfa no le obligase a realizar un aborto, eso hubiera sido mucho más doloroso.
❝ INTENTARÉ REPARAR LO QUE ÉL SE HA LLEVADO DE TI ❞
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𝐋𝐀𝐙𝐎 𝐑𝐎𝐓𝐎 |「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」
FanfictionNo todos los alfas son malos, no todos te rompen el corazón, no todos te dejan a la deriva con un bebe y un lazo roto. Minatosaki Sana aprendió de la peor manera el amor, ahora con un cachorro en su vientre, y un lazo roto por un alfa quien la ha...