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❝ LAZO ROTO ❞

Sana se sentía un poco somnolienta, pero por fin había podido abrir los ojos, la poca luz que había allí hizo que la sintiera de golpe en sus ojos, pero con un par de parpadeos más pudo despertar perfectamente,y demonios, podía sentir un dolor en su vientre, se incorporo levemente llamando la atención de la alfa.

— Sanashine –hablo Tzuyu para después tomar una de las manos de la omega.

Todo había sucedido de prisa, Tzuyu había salido de emergencia a comprar algún refresco con sabor a durazno, pues Sana decía que se le había antojado uno, para después de apenas poner un pie en la dichosa tienda para comprarlo, recibir una llamada de parte de la omega que se encontraba demasiado nerviosa y temerosa debido a que sentía las primeras contracciones y se le había roto la fuente, y eso si que había alarmado a Tzuyu de inmediato.

No dudo ni un solo segundo en salir corriendo de regreso al edificio de apartamentos en dónde Sana se encontraba, y cuando la encontró prácticamente sudando y como sufría con aquellos dolores, de inmediato llamo a una ambulancia, por supuesto ayudo a Sana a llegar a la planta baja para poder esperar por la ambulancia, que las había llevado al hospital más cercano y por fin había llegado el día del nacimiento de la pequeña.

Tzuyu jamás hubiera imaginado que Sana se supiera más blasfemias de las que imaginaba, y es que en verdad las contracciones dolían como el infierno, aún así se le aplico una cesárea para evitar problemas en la omega.

Y cuando casi iban a iniciar con el primer corte, Sana se había desmayado, los signos eran vitales, pero Tzuyu había entrado en histeria al ver que Sana prácticamente había dejado de moverse, casi estaba a punto de atacar a uno de los médicos, pero al escuchar que los signos de Sana estaban estables pudo conservar la calma, y pudo observar a la bebé que salía con éxito.

Ahora estaban esperando a que la omega despertará, a pesar de que le habían dicho a Tzuyu que podía tenerla en sus brazos, no quería, lo que ella quería era que Tzuyu la viera, y que juntas estuvieran con la pequeña.

Sana se removió un poco y se incorporo un poco más a pesar del poco dolor que sentía y por fin logro sentarse en su camilla.

— Ya despertó –menciono Tzuyu en voz alta, Sana no entendía el por qué, pero al ver a una de las enfermeras cerca salir corriendo de inmediato, supo el por qué de aquel tono de voz más alto–, ¿cómo te sientes?

— Como si me hubieran aplastado –Tzuyu soltó una suave risa por el comentario–. La bebé... ¿en dónde está?

— Tranquila, te desmayaste durante la cesárea, pero... la pequeña está bien.

— Aquí tienen, felicidades –ambas voltearon a ver hacía la puerta, una enfermera se acerco a ellas con una pequeña en sus brazos, Sana no dudo en recibirla y en sonreír al poder apreciarla, sus ojos estaba un poco abiertos, logrando apreciarla.

— Gracias –dijo Sana a lo que la enfermera dio un asentimiento para disponerse a salir, dejando a la pareja–. Es hermosa...

Tzuyu le dio un pequeño beso sobre la cabeza a la omega, Sana por inercia se recargo en el pecho de la alfa que estaba abrazándola mientras ambas veían a la cachorra que luchaba por abrir sus ojos para ver quienes estaban hablando con ella.

— ¿Pensaste en un nombre? –Sana negó lentamente, había estado ocupada y ni siquiera en un nombre se había quedado a pensar para la pequeña.

— ¿Tienes alguno, alfa? –pregunto Sana sin dejar de ver a la bebé.

— No lo sé, ¿May? –Sana sonrió al escuchar eso–. ¿Sana segunda?

— No –dijo Sana entre risas, apretó sus labios formando una línea y suspiro–, ¿Mina?

— ¿Mina? –Tzuyu medito un poco el nombre–. No suena tan mal, que su nombre sea Mina.

Sana sonrió al escuchar eso, bueno, la pequeña Mina ahora estaba en sus brazos y Tzuyu podía sentirse feliz, de alguna forma los recuerdos de todo lo que había ocurrido le habían llegado en cámara lenta, pasando como una película que parecía ser interminable, aquellas noches en las que se la pasaba llorando, aquellos recuerdos tristes sobre su anterior alfa, y luego, estaban los que había pasado con Tzuyu, la necesidad de conocerla, cuando por fin se decidió a conocerla, los momentos que pasaban juntas, las muestras de apoyo de parte de esa alfa, el primer regalo de ambas, y el primer beso robado, las palabras y situaciones en las que juntas lograron estar felices.

Quizás Sana en un principio pensó que todo se vería siempre desmoronado en su vida, quizás hubo un tiempo en que pensó que moriría por la depresión en su corazón, pero el destino le había entregado a Tzuyu, quien era una oportunidad más de comprender el verdadero sentimiento del amor, y que le había enseñado a quererse sin importa lo que los demás le dijeran, y ella había aprendido a amar gracias a ella, le había ayudado mucho, una grandiosa alfa.

Sana se había dado cuenta, que a pesar de que las nubes estuvieran inundando el cielo de ese color gris y que pareciera que jamás se iría, siempre habría algún día en que el sol logrará iluminar su entorno y que el viento despejaría el cielo para mostrarle una mañana brillante, tal y como Tzuyu había hecho.

❝ INTENTARÉ REPARAR LO QUE ÉL SE HA LLEVADO DE TI ❞

𝐋𝐀𝐙𝐎 𝐑𝐎𝐓𝐎  |「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora