Prólogo

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«Miénteme una vez más.

Miénteme y dime que esto fue real.

Miénteme y dime que me amabas.

Miénteme y dime que querías un futuro conmigo.

Miénteme y dime que volverás.»


Las luces alumbran el viejo prado mientras su cuerpo se retuerce entre la maleza. Falló, no existía un mañana, no para él, las luces eran un distante sueño de verano.

Sus lágrimas se habían secado, dejando un fino rastro, cierra con fuerza los ojos intentando apartar los recuerdos.

La única persona que amaba. El destino era cruel con qué ojos miraría su tumba, no pudo salvarlo, no hizo nada, solo fue un expectador más, no era un héroe, ni siquiera sabía lo que era. Podía negarlo, podía huir, pero no podría escapar de los recuerdos, ellos siempre lo encontrarían.

Se levantó con una flor entre las manos, lloró una vez más golpeando el suelo con impotencia. Y salió corriendo.

El dolor era un recordatorio de que estaba muerto ¿cómo acabó así? ¿por qué todo terminó? Ya no había un mañana, no para él.

—¿Por qué Mikey? Malditasea dime porque lo hiciste, lo intente todo para salvarte. Abandone todo lo que tenía por ti, joder Sano por una vez en tu vida, por qué no pediste qué te salvarán. —susurró con la voz quebrada —¿Por qué te fuiste? ¿Por qué lo hiciste? Yo deseaba salvarte, yo debía hacerlo —.Siguió corriendo, nuevas lágrimas cayeron por su rostro sus ojos comenzaron a doler y su cuerpo clamaba que se detuviera, sus piernas dejaron de responder y cayó, golpeó el suelo con impotencia. —¿En qué fallé?

La luna brillaba con intensidad iluminando una lápida.

«Sano Manjiro»

Detrás de la lápida un fantasma, con los ojos muertos veía a la luna, su cabello platinado brillaba por la luz y su piel pálida le daba un aspecto fúnebre.

— Lo siento, Takemitchy.

Los gritos del chico eran lo único que se oía en la espesa noche, la luna brilló con más intensidad, dando su condolencia a la pareja que no pudo evitar su trágico final.

Tal vez en otra vida podrían sonreír.

Tal vez en otra vida podrían amarse.

El fantasma se acercó al joven de oscuros cabellos, el chico levantó su mirada buscando algo entre la oscuridad, la luz iluminó el rostro muerto, creyó ver una alucinación por el dolor y sonrió con las lágrimas floreciendo.

—Mikey-kun —inclinó su rostro, sollozo y quiso acariciar el rostro ajeno. No toco nada el de cabellos blancos sonrió.

—Lo siento, pero lo nuestro no podía ser. Sería una bonita mentira, pero las mentiras se desvanecen con facilidad. Sería egoísta pedir que no me olvides, sin embargo lo soy. No me olvides.

—No te vayas, por favor Mikey-kun no lo hagas yo —su voz se quebraba con cada palabra hasta volverse murmullos sin sentido— Por favor.

—Nos volveremos a ver —. Acercó su rostro al azabache y beso sus labios, cerró los ojos por inercia, fue una sensación tan fría y cálida a la vez, mientras sus lágrimas seguían marcando un camino intento aferrarse a aquel recuerdo.

Abrió los ojos y no había rastro alguno de su pareja.

«Te amo» —susurró al aire, sus palabras no trajeron calma.

Se levantó, con los ojos hinchados y las piernas adoloridas al igual que sus manos, siguió su camino para desaparecer entre la neblina.

Adiós, Mikey-kun.

Fantasma de Invierno [Takemichi x Mikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora