¿Cuándo inició todo? ¿En qué momento se perdieron?
La lluvia caía a torrentes, la poca luz que se filtraba por la ventana iluminaba la habitación, varias fotografías decoraban las paredes, en ellas se puede admirar a dos jóvenes sonriendo, los cabellos rubios de ambos contrastaban con la oscuridad de la noche; en otras fotografías, ambos tenían el cabello azabache, la sonrisa que tenían en la primera fotografía era diferente a esta, los ojos grises se veían más opacos; su sonrisa se veía impregnada de melancolía, la última fotografía se encuentra entre los dedos de un azabache que no deja de sollozar, las lágrimas han empapado la imagen.
—Duele —. Sus manos dejaron la fotografía en la cama y se retiró de la habitación, camino entre los pasillos de su "hogar"; por una extraña razón se sintió observado, las lágrimas volvieron a florecer. —Prometiste quedarte —susurró, esperando una respuesta que no llegaría. No aún. El lugar se sumia en un caótico silencio, dónde alguna vez sintió calor ahora solo podía sentir un sentimiento de culpa.
Apresuró sus pasos, girando en algunas esquinas, bajo una pequeña escalera, hasta llegar frente a una vieja puerta de madera, tenía varios raspones y el polvo acumulado sobre la perilla, le hizo toser. Los recuerdos lo abatieron, sin embargo, el sentimiento que producieron aún era cálido.
Intento acordarse la fecha exacta, su memoria nunca fue buena para las fechas, se conformaba con los cumpleaños y su aniversario de bodas.
Giró la perilla. Se adentró a la habitación bajando unas viejas escaleras de madera.
Habían pasado 7 años desde que decidieron mudarse a un pequeño pueblo y comprar esa casona de viejas paredes, les tomo un año poder reconstruir el lugar.
—Te amo Mikey —dijo súbitamente, sintiendo ese cariño florecer con tanta intensidad que las lágrimas le anegaron los ojos, sus manos en un vago intento limpiaron sus mejillas. El lugar le traía tantos recuerdos.
Risas
Lamentos
Peleas
Como toda pareja tuvieron sus altos y bajos, pero al final siempre regresaban buscando la calidez del otro. Hasta que todo se quebró, hasta que el pasado los alcanzó.
Siguió su camino hasta llegar frente a un cumulo de cajas, las abrió con delicadeza, como si de un frágil cristal se tratara. Sus lágrimas eran constantes.
Lo primero que se asomó fue su viejo uniforme de la ToMan, sonrió inconscientemente y lo acarició, trazando las líneas con su dedo índice, lo dobló con cuidado para dejarlo sobre unas cajas. Y siguió observando una que otra fotografía de su juventud.
Era joven, era una vergüenza peleando, y sin duda alguien demasiado persistente o muy tonto al creer que podía hacerle frente a tipos que le doblaban en tamaño, pero ahí estaba él, peleando con todo lo que tenía. Así llegó a ser líder de una gran pandilla.
Esos eran recuerdos que siempre guardaría en su corazón para toda la vida, pero ya no era joven.
Siguió revisando las cajas hasta encontrar más recuerdos, deseaba calmar el dolor en su pecho, creer por un instante que si logró salvar a su amado.
—Eres un bebé llorón Takemitchy —.Sus ojos quedaron fijos en la fotografía que tenía entre sus dedos , la voz se sintió tan real, tan cercana, el miedo comenzó a invadirlo y sus manos temblaron.
Giró su rostro aún con miedo a la derecha donde escucho con más claridad la voz.
Se encontró con unos ojos grises que brillaban gracias a la luz que colaba por la rejilla, los conocía bien, los había visto miles de veces durante 16 años.
Todo se sintió tan lejano, su visto se nublo y cayó sobre el frío piso de madera, el eco que produjo su caída asustó al espíritu que se quitó inmóvil en su sitio.
★★★★★★★🍃★★★★★★
No recordaba haber entrado a su habitación para hecharse a dormir, no, su último recuerdo fue en el sótano de la casa y..., aquella voz que lo asustó por completo. Lo más seguro era que estaba teniendo alucinaciones, era comprensible después de perder a la persona más importante en su vida, se sentía devastado.
—Debo irme de aquí —pensó, tenía claro que la casa se sentía más gélida sin la presencia de Mikey. No tenía idea de cómo Sano había conseguido pagar esa "mansión", porque para Takemichi era eso, el quería un pequeño departamento, pero no, Mikey deseaba, añoraba esa casa.
—Cuando adoptemos a nuestros hijos necesitaremos más espacio, Takemitchy —. Había afirmado con tanta seriedad que él no pudo negarse a su petición. Al final no pudieron adoptar a ningún niño o niña, les habían arrebatado cruelmente aquel sueño aludiendo que no eran aptos para criar niños.
Mikey solo asintió y tomó su mano para salir del lugar.
—No necesitamos unos niños para ser una familia —. Esas fueron las palabras de consuelo y él sonrió.
Con el tiempo se acostumbraron a vivir en la supuesta mansión.
Pero ahora solo era él y todas esas frías habitaciones.
Se levantó.
—Por fin despiertas Takemitchy, me diste un gran susto.
En efecto lo más seguro era que seguía durmiendo, porque una cosa era escuchar voces y otra era ver como esas voces se convertían en personas demasiado reales para llamarlas alucinaciones.
Oh, debía volver a dormir.
—Te ves raro, Takemitchy sin duda pareces un anciano.
No, no podía ser verdad, pero sus ojos, acaso su cerebro quería hacerle caer en la locura.
Era él, el Mikey de 15 años que brillaba como una estrella en el firmamento, el Mikey ridículamente infantil, al que le importaba una mierda que toda ToMan los viera besarse. Era el Mikey que lo había enamorado y al cual le había prometido que estarían toda la vida juntos.
El rubio siguió mirando a Takemichi, no tenía muy claro que estaba pasando¿Por qué el azabache lo miraba como si de un espíritu se tratará? Y lo más importante ¿Por qué su cabello era oscuro? ¿Por qué se veía más maduro?
El silencio hizo acto de presencia, ambos seguían mirándose, buscando respuestas a las preguntas que invadian su cerebro.
Hasta que el rubio hablo:
— Takemitchy, hoy tenemos una reunión con los chicos debemos irnos —afirmó.
Y Hanagaki sintió que el aire le faltaba. Una extraña corazonada le gritaba que el rubio frente a él, era Mikey, no el Mikey que lo había "abandonado" sino el Mikey de hace 15 años. Sin embargo era imposible, tenía claro que las almas con asuntos pendientes regresaban, pero se suponía, él creía que debían regresar con el mismo físico de cuando murieron. No esperaba ver el alma de Mikey, y si la remota idea lo abatió una noche de insomnio jamás creyó verlo con la misma apariencia de hace tantos años.
No obstante el destino es cruel y ahí estaba frente a sus ojos, con el cabello rubio hasta los hombros, una gran sonrisa y esos ojos grises que solo se comparaban a una noche despejada con un sin fin de estrellas.
—Mikey —titubió
—Sí, Takemitchy soy yo ¿Por qué sigues repitiendo mi nombre una y otra vez? Sin duda hoy estás muy raro.
—No puedes ser tú
El rubio arqueó las cejas confundido por la respuesta de su acompañante y musitó:
—No creo que conozcas a otro Mikey.
★★★★★★★ 🍃 ★★★★★★★
Mi primer fanfic para este Fandom y para mí OTP no soy muy buena escribiendo así que habrá uno que otro error de ortografía que iré corrigiendo.
ESTÁS LEYENDO
Fantasma de Invierno [Takemichi x Mikey]
Fiksi PenggemarCreí erróneamente ser un héroe hasta que tus manos se sintieron tan distantes y la calidez de tu cuerpo se volvió un efímero sueño. AU: No existen viajes en el tiempo. Créditos de la imágen: ©https://twitter.com/hanken_kabeuti?s=09