3. Mentiroso

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Soobin le tendió una manzana y rápidamente se fue corriendo detrás de los demás niños con las mejillas sonrojadas. Jungkook los observó revolotear por el salón un momento hasta que lo único que pudo ver fue sus espaldas reflejadas en los grandes espejos. El salón brillaba en colores amarillos y anaranjados, olía a tierra húmeda, césped mojado y sudor. Se sentó en el piso apoyando la espalda en uno de los espejos, afuera los niños corrían y gritaban alegres entre los grandes árboles y el barro. Iban a aun más sudados y sucios una vez que el receso acabara. Tragó duro. Llevándose las manos al rostro respiró profundamente, sintiendo como el aire entraba con dificultad y no terminaba de llenar sus pulmones.

Le ardían los ojos y su garganta estaba apretada, su pecho se sentía tan pesado que dolía. A lo lejos escuchó pasos acercándose y no se sobresaltó cuando un cuerpo cálido y más grande que el suyo se sentó a su lado lo suficientemente cerca para que Jungkook pudiera sentir su calor. Volvió a tragar e hizo un esfuerzo para que sus manos dejaran de temblar antes de apartarlas de su rostro. A su lado Jin le dedicaba una mirada indulgente, casi amable. Miró hacia la puerta del salón, el sol seguía brillando en el cielo, el aire aun movía las pocas hojas que quedaban en los árboles y los niños seguían corriendo felizmente. Trago otra vez, esperando que su garganta dejara de doler y se sus pulmones pudieran respirar correctamente.

Era un día cálido, pero él no podía dejar de sentirse frío. Seokjin cantaba en pequeños susurros, sin preguntar nada, quieto en su lugar esperando que Jungkook volviera del pequeño lugar al que iba cada vez que el mundo le pesaba. El menor dejó su cabeza sobre el hombro de Jin y cerró los ojos. El pelinegro levantó apenas su mano para acariciar el rostro de Jungkook.

—¿Estás bien? —preguntó suavemente. Jungkook asintió—. Mentiroso. ¿Quieres hablar?

Dudó antes de negar con la cabeza. Y luego volvió a dudar. Tal vez necesitaba a alguien que le dijera que todo iba a estar bien, que solo estaba en su cabeza, que nada malo estaba pasando. Juntó los labios en una tensa línea. Por años Jimin había sido esa persona, pero las últimas semanas cada vez que hablaban terminaban peleando. Se iba a dormir sin Jimin y una vez que despertaba también estaba solo, el espacio en la cama a su lado vacío y frío.

—Él va a dejarme, ¿verdad? —Jin se quedó en silencio unos segundos. —Es lo único que tengo y voy a perderlo.

—El único que está perdiendo algo es Park.

Jungkook quiso reír, no tanto por lo Jin estaba diciendo, estaba seguro de que de los dos nos sería Jimin quien se quedaría atascado hasta que finalmente la vida volviera a tener un poco de sentido. Pero era gracioso que ninguno de sus amigos se refiriera al mayor por su nombre de pila. Jimin para ellos era simplemente Park, impersonal, distante, ajeno. Jungkook se preguntaba si él también debería empezar a llamarlo únicamente por su apellido.

—Y no es lo único que tienes. Me tienes a mí, tienes este trabajo, a los niños, a Yoongi…

Sus ojos volvieron a arder. Jimin era lo más cercano que había tenido a una familia desde que su madre se marchó y, aunque el pudiera tener a sus amigos y un trabajo estable, ese era un vacío que solo él podía llenar. Estaba aterrado. Iba a quedarse solo de nuevo, las noches volverían a ser horribles, las mañanas volverían ser insípidas. Una vez más no iba a tener nada a lo que aferrarse y eso era aterrador. El mundo nunca había sido un lugar que lo hiciera sentir cálido y cómodo, a veces ni siquiera el sabor salado del mar y el sol abrasador eran suficiente para hacerlo sentir vivo. No sabía que iba a hacer si Jimin se marchaba.

“¿Por qué soy yo quien siempre debe ceder? ¿Por qué jamás pones de tu parte? Estoy solo en esta mierda y no te importa. Nunca te importa, solo quiere tú estar cómodo, tú estar bien, tú tener todo lo que quieres. También quiero cosas, pero supongo que eso no es importante”. Tragó saliva. Las palabras de Jimin estaban dándole vueltas desde la noche anterior. No había llegado a casa, no había llamado, no había contestado sus mensajes. Él no necesitaba preguntar, sabía exactamente dónde estaba, solo quería saber si debía prepara más café para el desayuno, si debía prepararle el almuerzo.

—Pensé que era suficiente —dijo mirando el reflejo de ambos en el espejo que estaba frente a ellos. Jin dirigió su mirada al reflejo de Jungkook, se veía agotado—. Pensé que… Pero supongo que estaba equivocado.

Se puso de pie sin decir nada más y se paró en el marco de la puerta para llamar a los niños. Entraron corriendo a montones mientras Jungkook les recordaba sacarse los zapatos e ir a lavarse la cara. Yeonjun venía corriendo con las manos abiertas, siempre hacía eso cuando quería que Jungkook lo tomara en brazos, así que lo hizo. Una vez que el mayor lo alzó el pequeño lo miró, le depositó un pequeño beso en la mejilla y le abrazó el cuello. Jungkook sintió que el dolor en su pecho se volvía soportable, menos pesado, menos oscuro. Quería llorar. Miró a Jin aún con el niño aferrado a su cuello, el mayor le sonreía suavemente. Quizás él tenía razón. No estaba solo. El mundo no se estaba acabando.

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⏰ Última actualización: Aug 23, 2021 ⏰

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DADDY: We Never Change | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora