Jiang YanLi, una Omega hermosa y protectora con su familia... Perdió lo que más amaba... Sus hermanos, sus padres, su única familia... el Alfa que creía que amaba la traiciono... ¿Qué acaso la vida era tan injusta con ella?... Incluso, decían que el...
–Ah, solo era e~... ¿¡QUE!? –Gritó Madame Jin al percatarse. Ya que pensaba que era otra cosa.
–Entonces eso era lo que estaban arreglando en tu oficina. –Afirmó YanLi. La pareja se sonrojó.
–… A-Li… Querida… ¿Qué paso con ellos en la oficina?... ¿Por qué no me dijiste? –Preguntó Shui Chang con los ojos cerrados y un tic en su ceja.
YanLi se acercó a ella y susurro –Después le cuento.
–¡Felicidades! Me alegro mucho por ustedes. Señor QiRen no le ponga las cosas fáciles a mi padre. Es M y le encanta que lo hagan sufrir, le encanta el riesgo y si se casan hágale juegos BDSM, y~
–¡CÁLLATE! –Gritó el Wen mayor avergonzado. Lan QiRen se tapaba la boca para no reír–Con estos hijos para que queremos enemigos…–Dijo Wen mientras negaba con su cabeza.
Todos rieron, después empezaron a beber jugos y el Wen mayor bebió un poco de licor. Aunque cierto omega le había dicho que no. Al final Wen Xu si tenía razón; al Tío Wen le gusta el peligro. . . . . . . .
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En otra parte…
Un omega de aspecto hermoso, aunque ahora no estaba en su mejor momento. Se golpeaba fuertemente contra una puerta de metal intentando abrirla. La habitación no era más que una cárcel, fría; sin ninguna decoración.
–Deja de golpearte con la puerta… No lograrás nada. –Dijo otro omega sentado en una de las esquinas de la habitación.
–¡No!... No sé lo que ocurrió con mi hijo cuando… Eso pasó. Y tú tampoco sabes del tuyo. –Miró al otro que estaba sentado viendo por la ventana. Una ventana con rejas. No había salida en ninguna parte de esa maldita habitación.
–No sabemos que paso con Yan~
–Cállate.
–Jian~
–Te dije que te calles. –El omega de la esquina por fin miro al otro mientras fruncía su ceño.– Ya resígnate. No saldremos de aquí. Ya paso un año. Todas las personas que mandan Lan Huan y Lan WangJi siempre son asesinadas por Su She. No hay salida…
–¿Qué pasó con ese Omega que era más fuerte que el odio? ¿Qué paso con el Omega que no es débil y no se rinde? –Cuestionó el que estaba en la puerta aun intentando abrirla con un gancho de cabello –O…
–¿O qué?
–O es que por la muerte de nuestra madre, te volviste débil.
