capitulo 3

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Maratón 1/?

La siguiente semana transcurrió, como siempre. Valentina tenía un par de juicios antes de la boda y estaba demasiado estresada y Juls corría en el trabajo de un lado para otro.

El viernes, Valentina, le dijo que si había preparado sus cosas, que la casa estaba lista.

—Sí, me queda nada por recoger, lo del frigo y poco más.

—Voy mañana y nos traemos todo.

—Como quieras. – respondió juliana acostumbrada a su mando

— ¿Desayunamos juntas? – pregunto Val con duda.

—Si te parece…

—A las nueve estoy en tu casa, desayunamos y nos traemos todo. ¿Has dicho ya a la inmobiliaria que te vas?

—Sí, tengo que llevarles las llaves, después, pero está cerca.

—Bien. Esta noche tengo la cena con mi cliente. ¿Has reservado?

—Está reservado para las siete. Una mesa para cuatro. Aquí tienes las carpetas y documentos. — ¿Qué haría sin ti?

— ¿Quedarte soltera?

—¡Qué guapa te pones! Bien. Pues tengo que irme antes, cierra tú todo.

—No te preocupes.

Y se acercó a ella— y le dio un beso en los labios.

—¡Qué romántica!

—¡Qué tontorrona! Nos vemos mañana.

—Que te vaya bien.

***

A la mañana siguiente estaba clavada en su puerta a las nueve en punto. Con unos vaqueros, un jersey de lana de cuello alto azul, como sus ojos y el abrigo.

—¡Pero qué guapa señora Carvajal!– dijo en un tono jocoso.

Valentina la cogió y la besó apasionadamente.

— ¿Y ahora?

—Ahora estoy de los nervios.

—Así me gusta. Es una forma de quitarte la ironía.

—Me vas a acostumbrar mal.

— ¿Por besarte?

—Sí.

—Te han besado poco, nena.

— ¿Cómo lo sabes?

—Lo sé y punto. – dijo asiéndole saber que no iba a saciar su curiosidad.

—Vaya, eres todo una experta en besos.

—No, pero tengo razón, ¿O no?

—La tienes. Pero no quiero que lo sepas.

—Pero se nota, ya aprenderás.

— ¿Con quién?, si sales con otras

 —Te enseñare antes.

— ¡Anda vamos, mejor no digo nada!

—Desayuno primero, luego subimos, ¿Esto es todo? — pregunto mirando las cajas y las maletas que había en el salón.

—Sí, y tengo que dejar la llave.

—Espero que quepa en el todoterreno, he dejado el coche allí por si acaso tenías muchas cosas.

— ¿Tienes dos coches?

—Uno y el todoterreno. El coche ya lo has visto.

—¿Cuánto dinero tienes Valentina?, Me das miedo.

LA LOBA DE MANHATTANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora