capitulo 5

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Maratón 3/?

—Solo esta noche, no voy a pedirte más.

—Juliana, no creo que sea buen… ¡Ah Dios! —Ella metió la mano entre sus slips y tocó su pene, estaba excitado y se iba excitando y alargando.

Lo que le faltaba era tener una esposa bien dotada.

—Juliana, como te arrepientas de esto...— Deja de tocarme.

—No —respondió, se quitó el camisón y se quedó desnuda.

Tenía unos pechos hermosos y le cogió la mano a Valentina y se la puso en sus pechos para que la tocara.

—Tú lo has querido, guapa.

—Sí, lo quiero, es mi noche de bodas y tendré a mi mujer solo esta noche… —Y apagó con un beso su boca, la acarició, y lamio sus pezones, se quitó los slips y se puso encima de ella.

—Eres una mujer muy loca.

—Sí, y tú una mujer que estás muy buena y quiero mi oportunidad.

—Tonta…

Mordisqueaba sus pezones y su mano llegó a su sexo y se abrió para Val que la tocó experta pasándola por sus pliegues luego fue bajando por todo su cuerpo hasta llegar al punto donde se encontraban toda su necesidad le paso la lengua dos o tres veces y ella tuvo un orgasmo rápido y pronto. Estaba demasiado húmeda para Val.

—Nena, no tengo protección no podemos hacer nada.

—Sí podemos, hace más de dos meses que no lo haces y yo tomo pastillas. No quiero tener hijos de momento, Soy muy joven todavía.–– dijo jadeante

—¡Ah Dios mujer! ¿Quieres matarme?

—No, quiero hacer el amor contigo.

Y Valen entro despacio en ella cubriendo sus ámbitos, deslizando su libre dicha entre su blanca primavera, hasta encontrar un muro que los separaba y la miró sorprendida.

—Sí, soy virgen y quiero que seas la primera. —Le dijo suave y silenciosa

Valentina ya no pudo dar marcha atrás, estaba demasiado excitada y fue suave con ella. Atravesó su barrera entre un leve quejido de Juliana y ella paró al atravesarla.

— ¿Te duele?

—Ya no — ella se movió y Val se movió también en ella llevando el control, pero sin protección le costaba, y entre el silencio de la suite, solo se oían los gemidos de ellos, hasta alcanzar un orgasmo que ella no olvidaría jamás y Valentina dejó su lluvia en su cuerpo principiante y virgen.

Cuando acabó, la besó tiernamente, y se echó a un lado atrayéndola a su cuerpo.

Se quedó callada, como ella, sabía que había tenido un orgasmo, la primera vez que lo hacía. Hacer el amor con ella había sido un error, había sido demasiado profundo, había sido virgen, lo había hecho sin protección, había sido el mejor orgasmo de su vida, con su mujer en la noche de bodas. ¡Eso era de principios del siglo pasado! No sabía que ella era virgen. Eso iba a ser un problema.

—Juliana, nena.

—Ummm…

—¿Te estás durmiendo?

—No, estoy esperando que me digas lo que piensas, que ha sido un error y que era virgen y que va a ser un problema para ambos.

—Por eso te elegí como secretaria. Eres muy joven y no iba a tenerlos y fíjate. Te adelantas a mis pensamientos.

—No tienes que preocuparte Valentina, solo quería saber qué se siente con una mujer como tú. Ya lo sé, ha sido precioso hacerlo contigo por primera vez. Solo te he pedido eso. Nada más. No tienes que preocuparte, un paréntesis y volveremos a la vida normal.

LA LOBA DE MANHATTANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora