Capítulo 3

69 11 2
                                    

Octubre

—¿Por qué estabas llorando?—me pregunta H observándome con esos ojos negros que pueden ser algo misteriosos. Estamos parados con la distancia de un mostrador que nos separa; Pensé que no iba volver a verlo, eso pasa un montón cuando tratas con ayudantes de buses, así que me asombra verlo parado enfrente de mi negocio haciéndome preguntas tontas. Sofía se ha desaparecido, dejándonos solos, algo que realmente no lo vi necesario.

—Eso no te incumbe —respondo con indiferencia.

—Vaya, no seas así, solo te estoy preguntando porque tus ojos estan rojos y tu tristeza te delata.

—Hablas como si nos conociéramos toda la vida, te conocí ayer —¿este quién se cree?

—Veo que eres desconfiada sarca —expresa sin alejar su mirada de la mía— si no quieres decirme, esta bien, pero solo te preguntaba para ser amable —lo observo con seriedad, y comienzo a sentirme mal, estoy sacando mi rabia con él, y eso no es justo.

—Estoy pasando por unos problemas familiares, eso es todo —expreso con cierta discreción, no creo en andar contando mi vida personal a julano y mengano.

—Lo siento —me da un mirada de empatia, y le respondo con un leve movimiento de la cabeza haciéndolo saber que esta bien —toma, traje esto para ti, tal vez te alegra el día —veo que de la nada saca una rosa blanca y me lo regala, algo que me parece lindo, y al mismo tiempo raro.

—¿Cómo sabías que me gustaban las rosas blancas? —pregunto mientras observo la hermosa rosa que parece recién sacado de un jardin botánico.

—Tengo mi mañas —me sonríe de una manera que es un poco picara —más que todo vine hasta aca para comprarme otras dos de tus riquisimas baleadas, y.... —siento como sus nervios le apoderan un poco—a pedirte que si querias salir a cenar conmigo —su proposición me saco de onda.

—¿Qué? ¿Por qué quieres salir conmigo? No me conoces, además ¿quién te dice que no soy una loca psicópata roba niños que va a drogarte y venderte como tratada de blancas? —H se rie abiertamemte en una gigante carcajada.

—Voy a tomar el riesgo —le sonrio con diversión —soy un hombre muy directo Octubre, y me agarraste la atención desde el primer momento que te vi, y me gustaría llegar a conocerte —tiene labia el maje.

—¿Y como sabes que yo quiero conocerte? —pregunto siguiéndole la corriente.

—Bueno no pierdo nada intentando ¿no? Nunca se sabe, tal vez puedo terminar conquistándote —admiro su valentía, me gusta eso; yo soy una persona algo precavida, le costo una vida a mi ex para convencerme en aceptar una cita con el cuando nos recién conocimos, tengo mis razones de ser asi, de no confiar mucho. Pero no pierdo nada en salir con H, yo sé que va en contra de todo hago para protegerme, pero solo es una cita, si no me gusta le mando a la mierda y me vuelvo a mi casa.

—Está bien —espero no arrepentirme de esto —puedes venir aquí recogerme el sabado a las 6:00 pm, ¿está cita sera formal o casual? —pregunto sin despegar mi mirada de la suya

—Formal, si saco a una chica tan hermosa como tú a una cita, me gusta hacerlo a lo grande —veo que H es un poco pajero.

—Si claro, me imagino que le dices eso a todas las chicas que conoces —expreso sonriendo con sarcasmo.

—No, pero ninguna ha sido tan bonita como tu sarca —rápidamente me alejo de el para ir a prepararle las baleadas, aunque más lo hago para ocultar mi muy pronunciado sonrojado. Término mi labor y le entrego su pedido, cuando me da el dinero para pagar, termina agarrando mi mano y lo besa —los vemos el sábado a las seis en punto.

LA NUEVA MILLONARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora